María Canale
14:40 (hace 6 horas)
para mí
Hola Frida,
te mando el relato de parto de Baltazar. Si bien no pudimos ir más que dos veces, tus clases nos brindaron muchas herramientas. Gracias profundas. Me escribiste el día en el que parí a ver si ya había ocurrido. Sos bruja, eh. Ya estamos en casa, felices, emocionados de amor y piel. Nos encantaría ir al toque eufónico, contanos cómo y cuándo es.
Beso gigante
María, Seba y Baltazar
El lunes 28 de enero fuimos a la consulta con Juan, el obstetra. Estábamos de 41 semanas y dos días. Él me había dicho en la consulta de la semana anterior que el lunes decidíamos qué hacer si Balta no salía para la 41.3 y me dijo que el lunes igual fuéramos con el bolso y las cosas, que ya había que estar preparados. Yo venía teniendo unas mini pérdidas desde hace unos días que resultaron ser de líquido amniótico cuando Juan las revisó. Me hizo tacto, el cuello estaba blando y había una dilatación de casi dos. Nos dijo que como no se sabía bien hace cuánto estaba con la pérdida teníamos que ir a internarnos esa tarde y que íbamos a inducir con una pastillita de misoprostol en el cuello del útero para iniciar el trabajo de parto.
Nos fuimos a internar a la Austral de Pilar a eso de las 1930, a las 21 un partero me colocó la pastillita y ya con ese tacto empezaron unas leves contracciones. Ahí llegaron Paula (partera) y Josefina (doula) de PSSI (Plan de parto seguro sin intervención). Yo estaba feliz de empezar finalmente con el trabajo de parto, de la inminente llegada de Balta y empecé junto con Seba a hacer las ooo. Sabiamente Paula nos advirtió que iba a ser lento y largo, que intentemos descansar, que esa parte del trabajo de parto que estábamos haciendo ahí sería el que en otro caso hubiésemos hecho en casa, pero como había que monitorear a Balta por la fisura de la bolsa y yo tenía que recibir penicilina para evitar cualquier infección estábamos ahí. Paula me aconsejó la imagen de llevar el aire a donde duele en la inhalación y soltarlo en la exhalación y eso me ayudó mucho a atravesar las contracciones más leves sin tanta descarga de energía. Cuando empecé a dilatar empecé a vomitar y vomité varias veces, vomité todo, ahí empezó el trabajo de parto más potente, las contracciones se hicieron más largas y dolorosas y fuimos a la bañadera para atravesarlas y para cambiar la energía, estuve un rato largo sentada en la bañadera recibiendo jarra de agua en la panza para pasar las contracciones. Me metí para adentro y me puse imperativa en lo que necesitaba, traguito de agua, mano en el sacro, traguito de agua, mano en el sacro. La bañadera me revitalizó y estuve un rato pasando contracciones parada, caminando por el cuarto, apoyándome en la pared, siempre con Seba y Josefina acompañando y Paula monitoreando cada tanto a Balta que venía bárbaro.
Ahí Paula fue relevada por Nati, empezaba a amanecer y yo tenía cinco de dilatación, aún faltaba. Dolía pero yo estaba tranquila, una contracción por vez, pensaba: atravieso cada contracción como una ola. Comía la granola casera que habíamos llevado de a bocaditos como un pajarito, y tomaba agua de a tragos cortos para no seguir vomitando. La cosa se fue poniendo más intensa y yo estaba cansada, asique fuimos a la ducha para volver a renovar energías. EL agua ayudó un montón, en las contracciones me agarraba de los toalleros, intentando aflojar la boca, soltar hacia abajo, Seba me acompañaba con la mano en el sacro, siempre, alcanzándome agua, sosteniéndome. Salí de la ducha y ahí se puso más intenso aún y entré en el trance, me acosté en la cama de costado, y empezó la oleada de contracciones más fuerte y dolorosa, las atravesaba con mano en sacro, a veces con las ooo, a veces con exhalaciones silenciosas, a veces con ai ai ai ai y entre contracciones me quedaba dormida, desmayada. Una imagen que se me apareció en ese momento fue la de nadar, la del ruido de las burbujas en la exhalación de pecho, y la salida a tomar aire cuando pasaba el dolor, la ola. Todo ese tramo perdí la noción del tiempo y el espacio y en un momento Juan el obstetra estaba ahí, me hizo tacto y me dijo ahora voy a hacerte tacto en la contracción, va a doler. Ahí me explicó como pujar y lo practicamos, yo me desperté del trance, me paré y les dije “explíquenme qué estamos haciendo” y me dijeron “tenés 9 de dilatación y estamos empezando a pujar, vamos a ir a la sala de partos”. Okey, ahí me reorganicé y empecé a pujar en las contracciones, de pie. Estuvo buenísimo que las contracciones dolían mucho menos al pasarlas pujando. Eso me dio un nuevo aliento, eso y la mudanza a la sala de parto, pensé, nos mudamos porque voy a parir. Ahí llegó Grace (doula) que relevó a Josefina. Seba me sostenía desde atrás en cada pujo sentado en la pelota. Grace me alentaba desde adelante, me decía que Balta estaba cerca, que vaya haciendo cada vez más largos los pujos, Juan y Nati también estaban ahí. Yo en cada pujo lo sentía bajar, caía entre mis piernas sangre y caca y líquidos.
Nos pusimos las ropas y las cofias reglamentarias y nos mudamos caminando despacito a la sala de parto, una vez ahí me saqué todo. Todos tomaron sus posiciones, Seba sosteniéndome de atrás, Grace a mi izquierda, Nati a mi derecha y Juan al costado que monitoreaba a Balta entre Pujo/contracciones. Ahí pujé unas tres veces y la cabeza de Balta estaba en puerta, grité “¡Me quema toda la concha!” Grace dijo algo así como “¡Si señora!”. Me senté en una banqueta para poder hacer más fuerza que parada, Seba siempre sosteniéndome y en la siguiente serie de pujos salió la cabeza de Balta. Esperamos a la próxima contracción para pujar y salió su cuerpito, lo recibió Nati y lo apoyó directo sobre mi pecho. Y ahí nos quedamos, abrazados los tres, diciéndole hola a Baltazar, viéndolo por primera vez. Yo había visualizado el trabajo de parto y el parto y había hecho un dibujo de esa imagen, la de los tres abrazados. El cordón era larguísimo y tenía un nudo real que se ve que hizo Balta en sus bailes amnióticos. Ahí abrazados los tres fui expulsando la placenta y la fue recibiendo Juan, Seba cortó el cordón cuando dejó de latir y se fueron con el bebé a hacer los controles de neo mientras a mi Juan me daba unos puntitos en el desgarro. Baltazar salió a la luz de este mundo el 29 de enero a las 15.10, pesó 3,860 kilos y midió 52 cm. Sus manos y sus pies son enormes, iguales a las de Sebastián, es un bebé largo, hermoso.