Nació Giulia

Relato del Nacimiento de Giulia, 31 de Mayo de 2018.
Frida y Eva después de leer tantos relatos que nos acompañaron durante los 9 meses acá va el nuestro.
Comenzamos las clases en los 4 meses y medios de embarazo. Me acuerdo que la primera clase salí dolorida. Pero como podía ser??? Evidentemente estaba llena de tensiones y en lugar de soltarlas las contenía…
La segunda clase fui con mi compañero. Creo que era la primera vez que él hacía un trabajo físico de esa manera. Y en los 5 primeros ejercicios me preguntaba en secreto si él lo tenía que hacer. Él no entendía porque tenía que hacerlos si la que paría era yo. Hasta que le cayeron fichas que hicieron que casi no faltara a ninguna clase. Lo empoderó para poder acompañarme y entender por lo que íbamos a pasar en el momento del nacimiento. Tan fanáticos nos hicimos que fuimos hasta último momento a cada encuentro emocionándonos en cada pujo que se practicaba en clase hasta llegar al nuestro.
Estábamos por comenzar la semana 41 y el lunes 28 de mayo hicimos un Ecodopler de control donde apareció que el flujo de las arterias cerebrales estaban funcionando por debajo a lo estimado (esto explicado con mis palabras sin el tecnicismo médico). Como el martes teníamos control con la Obstetra Myriam Orrego de la Fundación Hospitalaria ella nos envió a hacer otro eco dopler ese mismo martes para quedarnos tranquilos. Otra vez volvió a aparecer lo mismo. Podía deberse a la posición de la bebé así que no estábamos tan preocupados. Para descartar cualquier cosa Myriam nos volvió a realizar otro eco dopler con un obstetra y ecógrafo de la misma clínica que le generaba confianza. Así que el miércoles regresamos a las 7.30 AM para ver como estaba la bebé. Ya no había dudas… la tercera era la vencida y no solo aparecía poco flujo en la arteria del cerebro sino que en esta última eco Giulia aparecía de menor tamaño que las anteriores. Si bien teníamos en cuenta que las ecografías tienen un margen de error en cuanto a medidas y peso no podíamos dejar pasar lo de la arteria así que Giulia tenía que nacer. Cuando la Obstetra me dijo que había que hacer una inducción me asusté. También Myriam me avisó que teníamos que ver si el corazón resistía a las contracciones que sino íbamos a cesárea (Más susto… deseábamos un parto lo menos intervenido y con los resultados de los estudios entré en pánico). Hoy me resulta gracioso pero en el momento que me dijeron que Giulia tenía que nacer fue como si me dijeran por primera vez: Estás embarazada y yo no lo hubiera sabido nueve meses antes. Entendía desde la lógica pero emocionalmente no podía parar de llorar, de tener miedo de la posible cesárea y de la inevitable etapa que estaba por comenzar. Mi deseo era Huir… que vaya otra persona por mi (IMPOSIBLE, JA).
Volvimos a casa a descansar un rato (entre siesta y lágrimas) y buscar los bolsos. A medida que se iba acercando la hora para ir a la clínica me iba tranquilizando, despidiendo de la panza y contándole a Giulia que nos íbamos a conocer. Cuando llegamos a la Fundación Hospitalaria, Creo que fue a las 17, empecé a perder la noción del tiempo. Comenzamos la inducción y como los latidos de la bebé respondían muy bien a las contracciones generadas por la Oxitocina fuimos a buscar el parto vaginal. Vale aclarar que Jorgelina, la partera, fue muy cuidadosa. Entonces al principio no dolían nada… Hasta cada vez fueron más intensas. Me daban ganas de ir al baño. Creo que cuando tuve 5 centímetros de dilatación ella me hizo tacto y le pedí por favor que no rompiera la bolsa ya que yo temía que fueran más dolorosas. Para ayudar en ese momento la partera nos prestó una pelota que mi pareja tuvo que inflar. La pelota fue un antes y un después me relajó un montón y practicando el pujo ahí rompí bolsa. Una catarata de líquido caliente caía por mis piernas e inundaba la sala de preparto generándome placer y alivio. Así estuve un rato… como en otro estado. Cada contracción, desde el principio, iba acompañada por una O mía o de mi compañero (a quien más de una vez me salió decirle en estado de desesperación por momentos… Hacé algo!!! Que significaba ¨Hacé la O¨ si el estaba en otra cosa). Si bien a la distancia me doy cuenta que estaba como fuera de mi las O me contuvieron hasta último momento y gracias a eso pudimos llegar a dilatación completa. No se si estuve tan tranquila como hubiera deseado.. Ya que mi novio me padeció. Le pedía que ponga la mano en determinado lugar y quizás a los dos segundos me daba cuenta que no me ayudaba y le pedía que la saque. Me molestaba que saliera a fumar cuando le hacían tacto a mi compañera de cuarto, le pedía que no me hablara porque sentía que me sacaba del estado en el que estaba. Así que hoy siento algo de culpa por eso ya que descargué en él la angustia y los miedos que tenía. Entre las anécdotas del momento nos queda el recuerdo de uno en el que yo estaba en el baño puteando y el detrás de la puerta me pregunta preocupado si necesitaba algo y yo gritaba: Me quiero ir.
El tiempo pasó volando. Para los 8 cm de dilatación, creo… Empezamos a probar posiciones y a pujar con Myriam en la sala de preparto hasta que llegó el momento de ir a la sala a parir a Giulia. Para ese entonces, en algunos pujos, me di cuenta que mi cuerpo pujaba solo… ya lo hacía sin mi voluntad. En la sala de parto fuimos probando posiciones. Con el aliento de la partera, la obstetra y mi compañero pujé de costado, en la posición clásica, parada, en cuclillas, etc. Hasta Oscar pujaba conmigo. Creo que ahí apareció la cabeza… Había pedido la peridural y si bien me había aliviado bastante me costaba registrar donde dirigir la fuerza. Sonreía… intentaba soltar y sin embargo sentía que no era suficiente (aparecía el pensamiento). Después de tantos intentos Myriam nos avisó que bajaban las pulsaciones de la bebé cada vez que intentábamos que entrara en el canal de parto. Seguimos tratando hasta que llegaron a 50 las pulsaciones y la obstetra nos dijo de ir a Cesárea para no arriesgarnos. En el quirófano me prepararon y mi novio se sentó a mis espaldas. Mientras me abrían yo trataba de sostenerme mirándolo a él y diciéndole que lo amaba. Si bien no dolía nada pero sentía los movimientos preferí estar más conectada a él. Por eso no vi cuando sacaron a Giulia ni cuando se la llevaron a las corridas a la salita de control de neonatología. Ahí se hizo un silencio. Apenas entendía que la habían sacado. Pregunto si era linda y otra vez silencio. No se si pasó un minuto o tres pero parecía eterno. Empecé a pensar lo peor e intentar consolar a mi pareja (que estaba paralizado atrás mío) diciéndole que lo quería. Durante ese tiempo incontable llegó la partera y nos dijo que todo estaba bien. Recién ahí pudimos escuchar el llanto de Giulia lleno de vitalidad. Mi novio fue a ver como le hacían los controles y gracias a su insistencia me la trajeron para que le diera un beso ya que la querían llevar directamente a Neonatología a controlar sin mostrármela.
Giulia nació a las 2.29 hs AM del 31 de mayo y a las 6 de la mañana la trajeron a la habitación. Llegó con hambre así que enseguida con la enfermera la prendimos a la teta. Los primeros días fueron duros por el post Operatorio y porque como todo era nuevo para nuestra bebé ella prefería dormir en brazos antes que en su cuna. Así que nos turnábamos para dormir hasta que fuimos encontrando trucos (rodeada de ropa con mi olor como si fuera un nidito) para que durmiera en su camita. Hoy Giulia tiene más de un mes. Cada día hace algo diferente. Estamos agradecidos con cada persona que nos acompañó en toda la gestación hasta su nacimiento. Fué totalmente diferente a lo imaginado/esperado. Obviamente íbamos por un parto sin intervenciones pero fue lo que tenía que ser y hoy Giulia está super sana gracias a esa Cesárea inesperada. Lo que si no imaginé es que iba a ser tan intenso el puerperio (en mi caso extrema sensibilidad, cansancio, un exceso de responsabilidad y miedo a que le pase algo a nuestra hija). Nos preparamos mucho para el parto y muy poco para la maternidad. Así que estamos aprendiendo día a día mientras conocemos a nuestra hija. Les mandamos un abrazo a los compañeros de eutonía y los mejores deseos para cada uno de los nacimientos que se avecinan. Se extrañan mucho las clases y ese tiempo que teníamos para nosotros. Abrazo y no vemos en la próxima clase de eutonía con bebés.