Nació Jano!!!!Noviembre 2020!!!

Aprovecho un ratito libre en el que Jano duerme la siesta con su papá para intentar hacer un relato del parto.
¿Por dónde empezar? Supongo que por la tormenta eléctrica que hubo la madrugada del miércoles 25. Muy muy cerca de casa cayó un rayo que nos despertó a todes. Después de eso me resultó muy difícil volver a dormirme, y me levanté para escribir unas notas y estar un rato en el sillón del living. Al intentar sentarme me di cuenta de que estaba muy molesta, que ya no sabía qué posición tomar, y ese, fue el primer momento en el que le dije a Jano "me parece chiquitín, que ya es hora de que vayas saliendo". Era raro para mí sentir eso, porque tuve un embarazo super confortable, en el que disfruté de casi todos los meses (los primeros un poquito menos) y estuve activa hasta el último día de la gestación. Pero, en ese momento, fue muy claro que mi cuerpo ya estaba empezando a sentirse incómodo.

Al otro día, nos despertamos y fuimos (con Jano en panza) a dar el que sería nuestro último paseo con él dentro. Pasamos por la plaza, y luego de intentar dar una vuelta, me di cuenta de que estaba ya muy cansada, la batería duraba cada vez menos. Así que fuimos a la farmacia a comprar algunas cosas que nos faltaban para el bebé y, compramos también un ramito de jazmines, porque sentí que ya se venía, y quería sumar algo al altar de parto. Al llegar a casa bajó Lautaro con ojos vidriosos y me dijo "se murió Maradona", inmediatamente pensé, no, que bajón, qué triste ! y espero que Jano no nazca hoy, enseguida, también pensé, bueno que nazca cuando quiera, pero si es otro día mejor. Y así transcurrió el día, viendo un poco la tele y el peregrinaje de despedida al "Diego". Luego, hice un poco de yoga y después de intentar ver unas pelis del festival de Mar del Plata, me di cuenta de que ese día teníamos la clase con Frida y también de que me daba un poco de fiaca hacerla. Se lo dije a Laut, y él me contestó "mejor hagamos, ya estamos en el último tramo". Y así fue, en la clase trabajamos mucho el sacro y le hablamos al bebé (la consigna de hablar creo que fue sólo para los papás, pero yo por las dudas también le hablé). Practicamos el pujo (yo un poco ya sabía que no lo iba a poner en práctica en el parto, porque Jano estaba sentado, en una especie de hamaca paraguaya en la panza, y sentía que no tenía muchas ganas de girarse, que estaba cómodo así), practicaron otras parejas y terminó la clase. Acto seguido empezó el trabajo de parto.

Los últimos meses de embarazo, en los que ya sabíamos que el bebé "debería haber" girado y no lo hacía, fueron de mucha aceptación y también de renuncia a ciertas ideas. Para nosotres, la idea inicial fue prepararnos para un parto en un hospital, pero, lo más respetado y natural posible. Y eso, era sinónimo de parto vaginal. Pues no fue así, y, para mi sorpresa, fue de mucho aprendizaje también. De aprehender que desde la panza el bebé tiene mucha más voluntad y presencia de la que habría imaginado. En el camino intentamos varias cosas para "ayudarlo a girar", hablamos del tema con Frida, practicamos en la clase, consultamos osteópatas y acupunturista, pero, estaba claro que Jano estaba chocho así, y que, el camino de mayor respeto hacia él era la cesárea. Felizmente, el parto se desencadenó solo, creo que ayudó mucho el hecho de que el obstetra nunca impusiera presión, ni fechas a agendar, que "nos volviera" siempre al presente y esperara con parsimonia ir viendo qué hacía Jano.

Luego de la clase de Frida comencé con contracciones, bastante molestas desde el principio. Subimos a la terraza a escuchar el aplauso "al Diego" y sentí que no podía estar mucho tiempo parada, que tenía mucho dolor en el sacro. Comimos una cena liviana, me acosté en la cama y llamé a una amiga que estudia para partera, ella me dijo "todo parece indicar que son contracciones pero es raro que te moleste tanto el sacro, es más habitual en el pubis"; luego, Laut se comunicó con la doula, que nos acompañó amorosamente en el último tramo de embarazo, y ella le dijo "sí, son contracciones, como seguramente Jano sigue sentado eso hace que se sienta más en la zona del sacro". Y, así como la tormenta del día anterior tenía rayos con mucha frecuencia y ritmo, se desató una serie de contracciones irrefrenables que arrancaron cada 5 o 3 minutos, sin mucho respiro entre una y otra (muy diferente a lo que había escuchado en el curso de pre parto, o de mi fantasía, de que entre una y otra contracción, podías seguir haciendo lo que estuvieras haciendo). Ese momento en casa es muy difícil de poner en palabras, el dolor era muy intenso, pero Lautaro estuvo ahí con toda su presencia. Acompañándome, en las diferentes posiciones y lugares que fuimos buscando (living, bañera, cama). Me decía "no te resistas al dolor, entrégate, atravésalo". Y hacía la OOOOooooo. Yo también la hacía (todo el tiempo, en casa y luego en el hospital) pero al practicarla él, el efecto era más tranquilizador. Fueron unas horas de dolor y alegría, de compartir mucho ambos, de desnudarnos en varios sentidos. Luego de estar casi cinco horas en ese trabajo de parto intenso decidimos encarar para el hospital Italiano.

Salimos de casa e hicimos varias pausas hasta llegar al hospital, vivimos a dos cuadras de allí, pero la caminata implicó respiros en la calle en cada contracción. Al llegar al hospital nos atendieron unos residentes en la guardia, que se asustaron mucho por la posición de Jano y porque yo estaba con 6 de dilatación, y decían que "en el tacto ya sentían la columna del bebé". Con nervios nos comunicaron que "quizás su obstetra no llegue y haya que hacer una cesárea de urgencia" nosotres, especialmente Lautaro porque yo estaba ya con mucho dolor por las contracciones, les dijimos que "no se asustaran, que había tiempo, que llamaran a Mario Pérez, nuestro obstetra, que estaba todo bien". Cuando entendieron que nosotres no pretendíamos parto vaginal, que sólo queríamos que nos atendiera nuestro obstetra, se tranquilizaron. El resto, fue todo muy rápido, esperamos una hora aprox a que llegara el obstetra, en el medio hicieron la última ecografía para corroborar que Jano siguiese sentado, y de paso Laut pudo presenciar una ecografía (porque en todo el embarazo, covid mediante, no pudo entrar a ninguna). Llegó el obstetra y, casi al momento de la salida del sol del jueves 26, llegó Jano.

Ahora estamos disfrutándonos en casa. Conociéndonos, viviendo cada día, tan único y particular en esta primera etapa en la vida de Jano, y también nuestra, como mapadres. De nuevo, difícil nombrar estos nuevos momentos.

Muchas gracias Frida y Ju por hacer de la tardecita de los miércoles un momento de unión y comunión, tanto con el bebé como para la pareja !!
(Recuerdo el día que me enteré de tus clases, lo primero que me gustó, fue que incluía a los papás, quienes muchas veces, son bastante dejados de lado durante la gestación)
Jano,Lautaro,Vanesa