RELATO: NACIMIENTO DE JOSEFINA
Lunes 30 de Julio…. Me encontraba en la semana 34.4. Estaba en mi trabajo (la semana siguiente comenzaba mi licencia formalmente) y tenía control con mi obstetra a las 14 hs. Dos hs antes del turno, me llaman para cancelármelo, ya que mi médico tenía un parto de urgencia.
Siendo las 13:30 aprox, siento repentinamente, un líquido que me baja y empapa absolutamente toda la parte baja, voy al baño asustada y efectivamente confirmo que estaba toda mojada… no sabía de qué. Llamo a la partera, quien me indica que me vaya inmediatamente a la guardia, ya que era muy probable que haya roto bolsa. Cabe aclarar que yo había amanecido perfectamente y sintiéndome diez puntos.
Me pasa a buscar mi novio por el trabajo, y en un estado de perplejidad, miedo y sorpresa, atravesamos el caos de la ciudad, en dirección al sanatorio.
Una vez en la guardia, me hacen eco y me dicen que el liquido amniótico era el adecuado. Dudas de la médica de guardia, quien decide volver a controlarme en una hora nuevamente. En la sala de espera, comienzo a sentir unas leves contracciones… en un primer momento, eran como las que venía teniendo hasta el momento, indoloras, pero luego, comencé a sentir una sutil diferencia en la intensidad. No sé si era el desconcierto, la negación o qué, pero tardé en reconocer que estaban siendo verdaderamente más intensas.
Pasada la hora, yo seguía perdiendo líquido y seguía también sin saber qué me pasaba…, me revisan nuevamente, eco y monitoreo… y escucho a la médica: “ah bueno, lindas contracciones estás teniendo” (¿¿”lindas”??, cómo se suponía que debía interpretar eso??), y luego agrega: “vamos a pasarte corticoides para madurar los pulmones de tu bebé e intentar demorar esto 24/48 hs, pero no sé si vamos a llegar…” ¿¿¿¿¿¿Qué?????? Yo no lograba caer en lo que estaba sucediendo…. Efectivamente, parecía que se acercaba el momento del nacimiento…. Yo estaba ahí corporalmente presente, pero había una parte mía que no reaccionaba, que no estaba emocionalmente allí, presente… Hace horas que me encontraba toda mojada, sin ropa para cambiarme, sin nada encima preparado para esta situación, habiendo “huido” del trabajo de manera urgente…. A un mes y una semana antes de la FPP y mis oídos que escuchaban que mi bebé iba a llegar…. …estaba perpleja, asustada …
Luego de un rato más en esa salita, monitoreada y empapada (y por suerte también acompañada), me pasan a la sala de prepartos, me ayudan a sacarme la ropa, me ponen el camisolín, me colocan una vía y, con todo ello encima, el pasaje a una nueva y otra escena: La sala de prepartos. Una vez allí, la conciencia se hizo presente. Con ella, la intensidad de las contracciones y las primeras manifestaciones evidentes de dolor… (mi enemigo más temido)
Ariel a mi lado y partícipe absoluto de mi estado y sensaciones, dulcemente me recuerda la escena eutónica y junto a su voz, me propone comenzar con las o. Empezó, empecé, empezamos…. Por momentos, las hacía, pero por otros, me resultaba imposible, el dolor me lo impedía… y era Ariel quien las emitía…. Cuando cedían un poco, yo volvía a retomar la secuencia. Tuve presente el concepto tan elaborado de “atravesar el dolor” y por ello, me forzaba a emitir las o igual, pero por momentos realmente no me era posible. …Se peleaban dentro mío lo que sabía que debía hacer y lo que mi cuerpo respondía (la exigencia, mi maldita compañía de siempre)
Recuerdo que, por momentos, las o se transformaban en a, e y demás vocales y sonidos…. Creo que eran como alaridos, gemidos, no me reconocía en esa voz. …Lo cierto es que dejarlas salir así, como pedían salir, desde la garganta y más adentro, ayudaba….
De repente, y de una manera casi automática, sentí la necesidad urgente de que Ariel me toque con su mano en el sacro coxis. No puedo explicarlo de otra manera mas que así… necesitaba imperiosamente que haga exactamente eso. Del dolor que sentía, casi que no me salía la voz para pedírselo con palabras, por lo que mis manos lo hicieron en su lugar…. Gracias al código compartido en clase, él rápidamente entendió lo que necesitaba…Fue mágico (no es mágico, “es contacto” dirá Frida). Fue sentir su mano, ese contacto tan especial y hermoso, y el dolor cedía…fue un verdadero bálsamo…
Tiempo después (no logro tener una cronología precisa de cómo se dieron las cosas) llega la partera, 5 de dilatación y todo seguía sucediendo muy rápido… Había una parte mía que seguía sin terminar de comprender que el gran momento estaba aconteciendo…
Escucho que la sala de partos estaba ocupada y que, por eso, debía aguardar (aguantar) aún un poco más… fue noche de luna llena (me entero después) y hubo muchos nacimientos …. Tras ese comentario, escucho también el llanto de un bebé recién nacido que se fusionaba con nuestras “o”….Todo formaba parte de una escena única, de la que me sentía cada vez, menos ajena.
Ya en sala de partos, pido la epidural. Una parte mía sintió que se transformó al entrar allí. Fue como entrar a otra dimensión. …sencillamente me sentí empoderada … gracias a la anestesia el dolor cedía bastante, y en contraposición, mi fuerza, consciente y de la otra, aumentaba…
“Ahora, puja… hacé fuerza” …. “Bien, pará… ahora…. “Dale, flaca, ahora, fuerza, mucha fuerza” A estas palabras que venían del obstetra y partera, Ariel las reemplazaba dulce y suavemente en mi oído por “soltá, prolongá el coxis, sonreí” … obedientemente, eso hice…, pero cuando sonreí…. (en las clases intuía que ESA era la palabra clave… y no me equivoqué), escucho “Abrí los ojos así ves la cabecita de tu bebe”, ahí caigo en que tenía los ojos cerrados (no sé por qué) y, tomé esas palabras como la invitación más sagrada de mi vida…instantes después, siento el cuerpito de mi amada hija sobre mi pecho, con un llanto tímido, pero audible… con sus enormes ojos abiertos, intentando entender que acababa de nacer…y yo también. Había olor a primavera, eran las 22.36 hs y Josefina había elegido ese día para llegar al mundo, por parto anticipado y natural, y yo dejé que así fuera.
La primera enseñanza que ella nos regaló fue entender que por más que nos preparemos para un momento tan único como es el nacimiento de un hijo, haciendo cursos, talleres, leyendo libros, peguntando todo lo que se nos ocurra y más, planificar, organizarse, anticiparse, etc…en definitiva, no controlamos casi nada, somos arrastrados por lo que el universo decide…. Y después de un tiempo entendemos que, como dice Frida, “el Universo ordena”
Dada la prematurez con la que nació Josefina, tuvo que estar 10 días en el servicio de neonatología. Quizá amerite otro relato y para otra ocasión el detalle de lo que fue esa experiencia… solo diré que fueron días muy difíciles, no por su salud, ella estuvo siempre bien y sin ninguna complicación más que su llegada repentina al mundo. Lo tremendamente difícil fue no poder estar con ella las 24 hs desde el momento en que nació y en sus primeros días de vida, el haberme ido de mi casa un lunes a la mañana a trabajar, y volver recién el jueves siguiente, sin panza y sin bebé. Por momentos, temía enloquecer de amor y dolor. Me la pasaba todo el día y hasta altas horas de la noche en la clínica con ella, procurando establecer ese lazo especial y único de unión, a pesar de los cables que se interponían entre nosotras, las luces de neo y las enfermeras haciendo su trabajo.
Debo admitir que me torturaba la idea de estar perdiéndome la oportunidad única en la vida de establecer ese primer contacto entre nosotras dos. Costó mucho, costó lágrimas, días sin dormir, mucho apoyo familiar y de amigos… pero ese dolor también lo pude atravesar, me aferré a la idea de que ese lazo de unión ya había comenzado desde la panza y entendí que continuaría por el resto de nuestras vidas, que este modo de nacer apresurado era el que nos tocó vivir y tenía que poder aceptarlo…Y como el profundo amor estaba intacto, entendí que habrá mucho tiempo para atar esos lazos que amarran … y, como dice una canción, “este amor va más allá de mi existencia”
Esos días fueron días de mucho upa, mucho contacto piel con piel entre nosotras, en compañía de las o… a las que ella respondía regalándonos su profunda mirada y tímida sonrisa…
Hoy ya estamos en casa, felices, los tres, celebrando cada gramo que aumenta, cada gesto nuevo que aparece y cada día nuevo que amanecemos junto a ella… así estamos, amándola a más no poder.
Por último, quiero mencionar y subrayar que asistir a las clases de Eutonía fue maravilloso, desde muchos puntos de vista. Sencillamente, las disfrutamos mucho. Era nuestro momento de conexión entre los tres. Por mi parte, era entrar al salón y que la paz me invadiera y envolviera, a mí y a la panza…. Comenzamos a ir a las clases apenas cumplimos los 3 meses de gestación, por lo que fueron muchas las clases compartidas y con ellas, mucho aprendizaje…. Aprendizaje que me llevo conmigo y que atesoraré para siempre.
Gracias Frida. Gracias de corazón. Nos hiciste mucho bien, a los tres. Agradezco al universo que te hayas puesto en nuestro camino, en el momento más hermoso de nuestras vidas.
Hasta pronto, hasta siempre… Ariel, Mariana y Josefina.