Valeria Nadra
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dom., 3 mar. 18:36 (hace 15 horas)
para mí
Hola Frida, Eva, acá estamos 3 semanas después del nacimiento, encontrando un huequito para relatar nuestra experiencia como corresponde :)
Al momento de escribir, recordamos lo que decia Frida de que este relato estaba pensado mas para nosotros y para compartir con Oli cuando sea momento. Asi que quisimos poner cada uno desde su vivencia, todo lo que nos acordábamos! por eso lo extenso :) esperamos lo disfrute quien llegue al final de estos relatos.
Los primeros días fueron una locura, desborde de amor pero también un poco de desesperacion. No entender por qué no quería la teta, que llore hasta quedarse afónico y demás... nos hizo visitar un montón de profesionales para terminar de entender que lo mejor que podemos hacer es confiar en el propio instinto y no desesperar, que somos capaces de darle todo lo que nuestro hijo necesita.
Estamos muy agradecidos al destino que nos puso a Frida en nuestro camino. Aunque al final del embarazo, llegó muy a tiempo.
Yo como músico (escribe Javi pero muy en nombre de ambos), me topé con muchísimos docentes, y unos pocos "maestros". Un docente transmite conocimiento, y por mas bueno que sea hasta ahí llega.
Un maestro transmite enseñanzas, te dice lo que necesitas escuchar para que solo/a llegues a la conclusión. No te da la respuesta hecha, motiva y te hace crecer como persona.
Por eso Frida no es solo una eutonista sino un Maestro, que nuestro idioma limita un poco el tema del género... podriamos decir entonces "sensei", que es mas abarcativo y que simplemente significa, entre otros, "persona sabia".
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Relato de parto, vivencia de la mamá
El sábado se cumplía la semana 40 y por fin había logrado bajar un cambio y ya venía despidiéndome de la panza. El jueves fuimos con Javi al parque a sacarnos unas fotos, pensando que en los años venideros sería una linda actividad para repetir de a tres. Paseamos, preparamos el nido, compartimos de a dos, hicimos una lista de música para el parto y finalmente hice mi altar de parto con algunas frases inspiradas en mi lectura del libro de Frida y otros deseos para la vida de nuestro hijo. Mientras el afuera expresaba ansiedad, yo estaba tranquila. Algo me decía que estábamos haciendo todo para que Oliverio llegara de la manera que él decidiera nacer y yo de parirlo. El viernes fuimos a la que sería la última clase de Frida y fue muy emocionante pujar y a la vez ser parte del pujo de otra mujer. Esa vivencia siento que fue muy nutritiva para mí.
Oli vino a iluminar mi propio nacimiento.
Cuando pienso en el parto y todas sus fases, hay dolor pero también mucha luz y entrega. Cuando iban pasando las contracciones recuerdo pensar (en medio de una especie de trance) que todo lo que estaba transitando estaba ayudando a nacer a mi hijo, nuestro hijo… y que en algún punto esta sensación de romperme iba a concluir en breve. Agradezco tanto las clases con Frida porque siento que me empoderaron como para en ese momento sentir que yo podía soltar y abrirme para que mi hijo pudiera nacer.
Fisuré bolsa después de cenar, justo antes de lavarme los dientes para ir a dormir. Me bañé por última vez con panza y salimos para que me revisen en el sanatorio. Javi estaba feliz, tranquilo y en el momento en que se asomó el miedo eso fue un alivio y me recordó que éramos un equipo. Habíamos hablado mucho sobre qué decirme durante los pujos y qué pensaba que iba a necesitar durante el trabajo de parto. Ese domingo le había dicho a Javi que necesitaba que me recuerde eso, que éramos un equipo y que no estaba sola, que íbamos a atravesar el dolor y las sensaciones que vinieran juntos. Y así fue.
Todo fue intempestivo. Las contracciones vinieron de golpe, intensas y sin regularidad. Recuerdo algunas largas que me dejaban agotada. La famosa “panza dura toda pareja” nunca llegó y parece que el trabajo de parto lo hice en casa ese último fin de semana de a dos.
Siento que el universo nos mandó lo que necesitábamos porque teníamos otra pareja aliada cantando la o y cuando sentí temor por la llegada de la partera asignada (de la que no estaba convencida), apareció Analía con la increíble noticia de que se había capacitado con Frida. Sincronicidad, sin dudas. Creo que sin las “o” la historia hubiera sido otra. Pasé cada contracción cantándolas, gritándolas, susurrándolas. Cuando sentía que el dolor me partiría me abría al dolor, esa fue mi sensación. Lo atravesaba abriéndome, enviando las “o” a todo mi cuerpo para destensarlo. No siempre lo lograba pero para mí fue vital, una herramienta a la que me aferré durante las dos, tres horas intensas de contracciones. Tuve que aprender no sólo a soltar a Oli sino a soltar la mente, lo estipulado, lo esperable, a soltar el control.
Cuando fuimos a la sala de parto todo se puso más real, más “hospitalario” y ahí ya me costó mantener ese estado de conexión. La camilla era angosta porque era de cesárea, había mucha luz y parecía ser un lugar de paso, gente entraba y salía. Hacía un calor agobiante y me faltaba el aire. Las contracciones parecían venir mucho más intensas y rápidas y la anestesia que había pedido hacía mil años no llegaba más. Javi no estaba y yo entre contracción y contracción entraba como en vigilia. Recuerdo que me pusieron la anestesia y yo seguía sintiendo todo. Javi apareció y con él: el equipo. Probamos pujar y, como me pasaba en las clases, entre los nervios y la incomodidad me costaba organizar el pujo. Me tenía que sostener las piernas muy fuerte y era agotador. El obstetra me indicaba pujar a reglamento y yo trataba de conectar con lo aprendido y con soltar a Oli. No sé cuántas veces pujé pero sé que en un momento los dos decidimos que era el momento de nacer y ahí sentí su cabeza y su cuerpito hacerse camino. “Las manos, Vale. Las manos!!” dijo el obstetra, y ahí abrí los ojos y vi su carita gris y lo agarré fuerte y lo abracé, lo abrazamos y buscó mi pecho y se lo di. Tantos meses soñando con sus ojitos y ahí estaba Oliverio entre nosotros para transformarnos. Eramos tres.
Valeria
Relato de parto, vivencia del papá:
Domingo 10 de febrero: ese fin de semana se cumplian las 40 semanas, por lo que decidimos "despedir" la panza haciendo cosas para nosotros, descansar y hacer una especie de "concentracion" como hacen los jugadores de futbol.
Pudimos dormir mucho, hacer fiaca en la cama, charlar, ir de compras... Oliverio dejó que hicieramos todo tranquilos y cuando se disponia el comienzo de la semana el chiquito determinó que ya era hora.
Vale se da cuenta que fisuró bolsa luego de ir al baño y notar que caia mucha agua. Ahi llamamos a la partera, quien dice "date una ducha, preparate tranquila y anda al Mater, yo te veo a las 8am".
Yo limpie la cocina, saque la ropa de la terraza, puse la musica que habiamos preparado para el trabajo de parto y deje todo listo para la llegada del pequeño.
Vale se bañó, y con mucho entusiasmo y nerviosismo salimos para la clinica. Llegamos 0.30hs del lunes, sin transito y lugar para estacionar en la esquina... todo muy perfecto, solo que nos olvidamos los estudios! (luego los alcanzaria una amiga que nos salvo rapidamente). Habiamos dejado lo unico importante... en el auto ya teniamos la valija, un equipo de mate, almohadon de amamantar, etc... pero no los estudios y credencial de la obra social incluido.
Subimos al piso de maternidad despues del check-in y nos recibio la obstetra de guardia en una salita de preparto. Le pusieron el monitoreo a Vale y dijo "ya hable con tu partera, viene a las 8am".
Al revisarla, la obstetra dijo que habia estado haciendo trabajo de parto (sin darse cuenta) y que el cuello estaba finito y tenia 2cm de dilatacion. Serian ya la 1am.
A todo esto, mientras nos instalamos en la salita de preparto, se escucha de la habitacion de al lado... "ooooOOOOOOoooo". "Tenemos aliados!" nos dijimos con Vale :)
Ya sentimos que era toda una señal de que las cosas iban a ir bien.
Mas o menos 1.30am vuelve la obstetra, revisa a Vale nuevamente y nos dice "ya hable con tu partera, viene a las 3am". Las contracciones ya eran muy obvias y cada vez mas frecuentes e intensas. Ya era obvio que el parto estaba cada vez mas cerca.
Emitimos la O en todo momento y yo iba tratando de intuir que necesitaba Vale, aunque dificil no sentirse un estorbo porque lo que habia funcionado hace un instante, al minuto ya no servia.
2am entra una chica con mochila a la habitacion y dice "hola soy Analia y esta noche voy a estar con uds". Despues de la sorpresa de enterarnos que ibamos a tener otra partera llegó lo mas maravilloso: "ah, decis la O? Frida? yo hice la capacitacion con ella".
Fue como si nos la mandara el universo, porque la realidad era que mucho no nos gustaba nuestra partera, pero no queriamos cambiar de obstetra.
Analia sabia como contener a Vale en las contracciones que eran cada vez mas fuertes, y frecuentes. Nos ayudaba a recordar mantener una respiración constante y alentaba a que "digamos una O los tres, Vale respira tranquila".
Yo intente tomar nota de las contracciones, pero para el momento que llegó Analia, mis anotaciones fueron "cada 20 minutos, cada 15', cada 5', cada 3" y ahí deje de anotar. El trabajo de parto de Vale se aceleraba muy velozmente. Para esta altura, ella parada tirando agua de una botella a unos apositos desparramados en la camilla que luego se pasaba por el cuello, estaba ya en un trance que no pedía nada y solo se concentraba en atravesar el dolor. La partera, Analia, fue muy importante en esos momentos porque sabia perfecto como llamar a que mantengamos la calma.
Lo que para mi fueron 2mil horas, habrán sido 2 en realidad. Siendo aprox las 4am se llevan a Vale para la sala de parto. Antes habían tratado de ponerle la via, lo que llevo 3 intentos y casi me lleva al desmayo ahí mismo. No puedo ver agujas...
Quede olvidado en la sala de preparto mientras se escuchaba del otro lado del pasillo las O de Vale y las de nuestra vecina, hasta que paso una enfermera: "ah! todavía no te dieron el ambo... cambiate aca".
Me vestí, luego de tratar de descifrar como iba la cofia (nadie me explico!) y quede parado, vestido de celeste, al lado de la camilla esperando que alguien venga a buscarme. A lo lejos se escuchaban llantos de recien nacido, lo que no ayudaba con mi ansiedad, la fantasia era que nazca antes que yo llegue!
Al rato me hicieron esperar en un pasillo, lo que tambien se sintió como una eternidad hasta el momento en que luego de aplicarle la anestesia a Vale, ya pude ir para el quirofano.
Quirofano: nos toco la sala de cesarea porque habia muchos partos y no quedaba otra cosa.
Entrar a un quirofano nunca es agradable, pero si encima no funciona el aire acondicionado (hacian 35 grados ese dia) y hay 3 personas a los gritos descifrando como se reclina la camilla, lo hicieron aun peor.
Vale ya tenia contracciones cada 1 minuto y se acercaba el momento del pujo!
La partera pregunta a Vale si se animaba a probar y ahi empezo el baile. La posicion le resultaba muy incomoda, y para peor le pedian que se sostenga ella misma las piernas en el aire (recuerdo que era una camilla de cesarea).
Intentamos el primer pujo y yo dije las palabras ensayadas "prolonga el coxis y soltá, soltá abajo". Gritos van, gritos vienen, pasaban los pujos y veia a Vale ponerse nerviosa.
Llega nuestro obstetra, baja mas la camilla y le pide a Vale que se haga mas hacia abajo, para quedar casi recostada... "sonamos", pensé yo. Ahora si que esta dificil... el obstetra no ayudo mucho y dice "Vale, lo que estas haciendo no sirve". Y nos pasó unas indicaciones totalmente contrarias a lo que practicamos en las clases... "contené el aire .y hace fuerza como hacer caca". A lo que, Analia le decia al oido de Vale casi lo contrario, recordando el trabajo que habiamos hecho.
Esto resultaba muy angustiante y yo trate de decirle a Vale que hiciera lo que le decian, es muy dificil tratar de hacer lo contrario a lo que te dice el medico, y en ESE momento.
Mientras le sostenia un tubito de oxigeno, cada tanto chusmeaba la situacion: la entrepierna de Vale era una mezcla de sangre, pervinox y cuanta otra cosa que a mi me impresionaba y ahi senti como me bajaba la presion (recordemos que afuera hacian 35 grados, quirofano sin aire... EL calor que hacia ahi dentro, seguramente no ayudaba).
Fuimos atravesando esta situacion de calor, de no saber que hacer por las contraindicaciones y demas... y Vale se las arreglo para igualmente hacer su trabajo. Pese a las dificultades, estaba siendo el parto que habiamos imaginado/soñado.
En un momento se escucha "ya vemos los pelitos", y en lo que para mi fue muy de pronto, el obstetra grita "LAS MANOS, VALE LAS MANOS!".
Volteo y veo la mitad de un bebe en llanto, medio gris y moviendo los brazos... ahi Vale estira los suyos y lo agarra a Oli por las axilas. En ese momento a mi me salio una carcajada. No podia creer que ahi estaba "ya salio, es una personita!". Eran las 5.12am.
Vale inmediatamente lo llevo a la teta y los dejaron un minuto. Nos quedamos los tres en un radio de 10cm (cabeza con cabeza) mientras cortaban el cordon y se escuchaba a los medicos trabajar. Ahi lo ponen en mis brazos y a realizar los controles. Si no entiendo nada ahora, ese momento fue irreal.
Lo que siguió fue como una transición porque había que mudar a Vale de camilla, firmar unos papeles y aguantar los chistes del anestesista que se despedia como al final de un partido de futbol con sus amigos. Aun asi, Vale aprovecho para poner al bebe en la teta de nuevo y tararearle una melodia, momento que grabe con el celular y adjuntamos video!
Finalmente nos toco esperar en el pasillo y ese fue el mejor momento. Ya era solo disfrutar y observar. Eramos tres! :)
Javier