Hola Frida!
Queríamos contarte que la madrugada del 20 de octubre nació Río. Más precisamente a las 03:03am pesando 3,330kg.
Comencé con contracciones sin dolor en casa y al notar una pequeña pérdida, visitamos al obstetra que nos sorprendió diciéndonos que estaba dilatada 4cm y volvimos a casa muy tranquilos. Pasamos la tarde merendando en la cama, despidiéndonos de la panza y hablándole mucho a nuestro bebé. Recuerdo decirle que estaba por llegar el momento en el que debíamos trabajar juntos para conocernos, que yo lo iba a ayudar y que no veíamos la hora de verle la carita y poder llenarlo de mimos y besos.
En esas horas, logramos un clima de compañerismo, de trabajo en equipo, de muchas ooooh que ayudaron cuando las sensaciones se hacían un poco más intensas y a las pocas horas fuimos al sanatorio a encontrarnos con la partera. El viaje en auto nos encontró agarrados muy fuerte de la mano, escuchando la lista de música que le poníamos a la panza, con sonrisas y miradas llenas de anticipación.
En el sanatorio rápidamente pasamos a la sala de parto y todo comenzó muy bien hasta que vimos que estaba costando que Río se encaje. A partir de ahí fueron 4 horas de pujo intenso en el que Germán me acompañó diciendo las oooh que yo no lograba vocalizar y teniendo en cuenta siempre que el dolor había que atravesarlo. En todo momento tuve presente que cada pujo significaba estar un paso más cerca para conocer a nuestro hijo. Y así fue.
Con Germán a mi lado en todo momento, el último pujo fue con decisión, elevando mi umbral de tolerancia y sabiendo que podía dar más para llegar a ese momento tan esperado. La aceptación del dolor y el poder transitarlo y atravesarlo nos brindó la explosión vital que nos permitió tener a Río en brazos y comenzar nuestra vida con él.
Te agradecemos enormemente las herramientas que nos brindaste como pareja para transitar este momento juntos, más conectados que nunca!