Nació Yago!!!!Julio 2020!!!!

Nació Yago
Relatos de la mamá y el papá!!!!

Frida:

Cómo estás? Te envió el relato del parto de Yago, quien nació el 14/07 a las 15:06 hs y peso 3.180kg. Un parto largo, hermoso y sentido. También te paso unas palabras escritas en la clínica por Gon que quiso compartir con el grupo. Estamos los 3 muy bien... muy enamorados... Esperando por la clase del toque, que haremos la próxima vez que la dictes, si Dios quiere.

Agradecidos eternamente por tu compañía, tus enseñanzas, tus recursos que fueron tan útiles en todo momento, antes, durante y en el post parto. Ahora estámos usando la "Oooo" para atravesar los cólicos de Yago y funciona increíblemente....!

Te amamos!!!

Yago, Gon y Ceci
El lunes 13/07, ya cumpliendo 41 semanas de gestación, nos hicimos un monitoreo para ver cómo venía la
actividad del útero y no había indicios de contracciones, como en los monitoreos anteriores; no obstante,
algo había cambiado, había empezado a perder el tapón mucoso por la mañana. En el plan de parto que
armé y acordamos con el obstetra, habíamos consensuado que nos esperaba hasta la semana 41.3. Ya muy
cerca de la fecha empezaban mis miedos frente a una posible inducción.... Ese mismo lunes, el médico me
hizo el primer tacto y me sugirió desprender un poquito las membranas para darle actividad al útero.
Accedí... La verdad es que fue molesto, pero no tanto. Llegué a casa y seguí perdiendo el tapón mucoso...
Apenas llegué del control, me puse a bailar y caminar (actividades de cuarentena y embarazo que terminé
disfrutando muchísimo, conectándome con la música, el disfrute, la oxitocina, la felicidad). Solté y le dije
a Yago que si quería que lo ayudaran a nacer lo iba a aceptar, que ya era momento de salir (ya se lo venía
diciendo hacía semanas)
El martes a las 3:00 am empezaron las contracciones, primero espaciadas cada 20 min, luego cada 10 min
y a las 6:00 am empezaron cada 5 min. Me levanté, me senté en la pelota, me colgué del columpio de yoga
e hice posiciones que me ayudaran a abrir, a dilatar mientras miraba el cuadro con las afirmaciones positivas
que me había pegado en la puerta de mi cuarto para enfocar mi parto y el papel del ejercicio que habíamos
hecho la última clase de eutonía con el dibujo del suelo pélvico. Cuando venía una contracción, las
acompañaba con el sonido mágico de la “Ooo”, me imaginaba una ola y la “surfeaba”.
A las 9 am nos contactamos con Mara, la partera, y nos dijo que estaba de guardia en otro sanatorio, que
me diera un baño de inmersión, que siga con lo que estaba haciendo y la volviera a llamar en un rato.
Pasó una hora y Mara se contacta con nosotros diciéndonos que como estábamos cerca de la clínica a donde
iba a nacer Yago, que fuera, que me iba a mandar a otra partera de su equipo para que me revise y viera la
evolución. Accedí a pesar de que sabía que parte del trabajo de introspección que venía haciendo se iba a
perder un poco apenas pusiera un pie en la calle. Así fue...
Llegamos a la clínica, nos encontramos con Cristina. Me revisó, tenía 5 de dilatación y me dijo que iba a
llamar Mariano, el obstetra, para ver si quedaba internada. Volvió a los minutos y me dijo: “Sí, te quedás...”
Ella tenía la sensación de que tenía fisurada la bolsa... Me puse a llorar, ahí empezó el verdadero duelo, el
duelo de la panza, el duelo del embarazo, el duelo de los 9 meses con Yago en mí, el duelo de dejar de
sentir sus movimientos dentro mío. Duelo que pensaba que ya lo había hecho, pero me dí cuenta que no...
También lloré por miedo, miedo a que todo lo que había recorrido para evitar intervenciones innecesarias
haya sido en vano y finalmente terminara en un parto que no quisiera o en una cesárea innecesaria. La
hermosa partera, al verme llorar me dijo: “¿Por qué llorás? Todas las mamás a las que les digo que se
quedan internadas se ponen contentas porque saben que se van a encontrar con su bebé... ¿Vos qué sentís?”
Así, con ese amor me ayudaba a soltar un poquito más. “Hagan el trámite de internación que nos ponemos
a trabajar los 3 nos dijo”.
Así fue, trámite hecho, nos cambiamos, fuimos a la sala de parto. La partera nos puso música, dejó el
carterlito con el nombre de Yago que había preparado para la habitación en un lugar visible para enfocarnos
en el camino que teníamos que recorrer y arrancamos.
Los 3 hicimos ejercicios para soltar. Me encantaron... Siempre acompañados de música y luz tenue... Cada
vez que venía una contracción, aparte de la “Ooo” (que la tuvimos presente los dos. Al final más Gon que
yo), Cristina nos ayudaba a buscar formar/ posiciones para transitar la ola y soltar abajo. Terminé pasando
las contracciones en cuclillas, con Gon sosteniéndome con toda su fuerza desde las axilas empujando hacia
arriba. Era mágico, las contracciones se pasaban muy bien así. Eso sí, siempre que lograba “soltar abajo”.

Llegó Mariano a la media hora de haber empezado el trabajo en la sala de partos y se quedó conmigo hasta
último momento... Atravesó con nosotros todos los ejercicios, me observaba, me alentaba, le daba consejos
a Gon.
Cuando vió que yo ya estaba cansada de sentir cada contracción me sugirió la anestesia. Me dijo que iba a
seguir sintiendo las contracciones, que no iba a perder mi parto. Que me iba a permitir disfrutarlo. Accedí.
El tiempo entre que dije que sí y llegó la anestesia pareció eterno...
Finalmente, ya con anestesia y luego de estar un tiempo con los ejercicios, me volvieron a hacer tacto y
practicamos un poquito el pujo.
Pude atravesar las contracciones en diferentes posiciones para ver cuál me resultaba más cómoda para pujar,
semi sentada, de cara a la camilla con los brazos apoyados en la cabecera, entre otras, pero preferí estar
semi sentada.
La cabecita de Yago estaba inclinada y tocaba el hueso de la cadera, por eso le costaba avanzar. Tratamos
de organizar el pujo para acomodarla. Ya estaba entrando el cansancio, y en vez de soltar en cada
contracción, contenía. Cuando yo me resistía a las contracciones hacía que lo que había avanzado Yago por
el canal de parto lo volviera a subir.
Me dejaron descansar unos minutos y al retomar, me ayudaron a direccionar nuevamente el pujo para
acomodar la cabeza de Yago. Mariano me alentaba, me decía que Yago estaba bien, que “me cague
literalmente”, que deje todo.
Gon controlaba los latidos del gordo, esto lo supe luego del parto. Él se daba cuenta que cuando me
oxigenaba mal, respirando rápido, las pulsaciones de Yago bajaban un montón. Era complejo, con el
barbijo, respirar de manera profunda. Una manguerita de oxígeno me ayudaba a oxigenarme mejor. Gon
me decía “Sonreí”, me acomodaba la manguerita todo el tiempo porque veía lo que generaba en las
pulsaciones de Yago. Yo por momentos lo odiaba internamente porque lo que menos me importaba era “la
manguerita”; pero después lo entendí. Todo el tiempo me decían tanto Cristina como Mariano que le enviara
oxígeno a mi bebé. Que Yago estaba bien, pero que le enviara oxígeno...
Quería tirar la toalla, quería decirle a Mariano que me abriera en dos y me lo sacara. Parece que tanto
part4eras como obstetras saben leer os momentos, porque ahí Mariano llamá a Gon diciéndole “vení papá,
decíle a dónde está Yago”. Pensé que Gon no se iba a animar a ir para adelante y ver, pero sí, fue y lo vió.
Me dijó “Está ahí nomás”. Yo mucho no le creía, para mí estaba muy lejos de nacer... Continuamos...
Mariano esta vez me dijo, “dale, seguí que ya está. Sabés ponerte un tampón?, bueno, fíjate a dónde está tu
hijo...” Y ahí sentí sus pelos, su cabeza, lo miré a Mariano y le dije “está ahí nomás”; “Síiiii!! me dice”.
Seguimos pujando, eso me alentó, me dio fuerzas, estábamos más cerca... Pujé y pujé, me costaba mucho.
Algunos los había bien y otros no. Finalmente, Mariano dijo: “Dame 3 pujos más de estos y Yago nace”.
No fueron 3 sino 4, y de repente, antes de que Yago naciera, empezó a movilizarse la sala de partos. Mariano
me dijo, tranquila, ahora nos estamos preparando para recibir a tu hijo. Vinieron los de neo, todos se
pusieron camisolines distintos y dijeron: “En este pujo nace”. Lo dí todo! Gon me levantó la cabeza y estaba
casi en posición bolita semisentada en la camilla y ahí lo ví. Ví todo el nacimiento de mi hijo. En ese
momento todos con, con la misma emisión que corría por mis venas dijeron “Ahí viene, ahí nace”. De
repente ví su cabeza, sus hombros, vi salir todo su cuerpo de dentro mío, y al instante estaba en mi pecho.
No podía creerlo... “Hola mi amor” “Hola hijo” le decía, al mismo tiempo que quería prenderlo a la teta,
que me oliera. Se sentía la voz de Gon que le decía junto con la mía “Hola gordo” “Hola papá”, y así
mágicamente, y maravillosamente, Yago cruzó el portal y llegó a este mundo el 14 de Julio de 2020 a las
15:06 hs, pesando 3,180 kg y midiendo 47 cm.
Magia enamorada
Y fue así como la vida se manifestó frente a mis ojos... Ese momento que cuenta como una compacta
eternidad. Esa emoción, esa fragilidad, esa potencia desenfrenada del cuerpo de la mujer, esa alegría
que por no caber en el cuerpo salen como gotas de pasión por los ojos... y el alma se baña, se renueva.
Con el caos del momento, llegamos a ese lugar donde nos rodea una magia plena de amor y como una
estrella fugaz vi esos ojos abiertos de par en par, esa boca, esa paz, y el encuentro piel con piel y El
amor... Ese magnifico amor. Y nació él, y nació ella, y también nací yo en ese eterno instante que se nos
fundió la vida en una unidad del más puro amor.
Ahora la piel como dialecto, el calor del cuerpo como vinculo y el amor que todo lo une, llega el
momento de Esa simbiosis del seno materno y de los labios poderosos deseosos de vida. La simbiosis
del yo deseo fervorosamente darte el néctar lleno de vida y el deseo apasionado de extraer el alimento
más importante de mi vida... ese vínculo que tan real como místico, tan cotidiano como ritual es la
acción más poderosa que una madre brinda a su hijo... Amar Mantar sería mejor dicho... Se puede ver
esa energía que circula del seno de la madre tierra a los hijos del dolor, del placer y del amor.
Entonces así fue como a mediados del séptimo mes de pandemia a las 15:06 nacimos en el nuevo
camino del amor puro de una familia consciente cerca de todos los que amamos y agradecidos al taita
por tantos regalos y bendiciones.
Gracias Ceci, Gracias Vida, gracias Dios, gracias Pacha, Gracias Familia...Bienvenido Yago...