Nació Zanaia el 15 de febrero a las 00.14 por cesárea, peso 4 kg, midió 52,5 cm.. Estamos muy felices con Mac de tenerla finalmente en nuestros brazos.
Comenzamos el último trayecto del viaje el viernes 11 a la madrugada, con la despedida del tapón Mucoso, o al menos una parte, me fui enterando con el correr de los días que es mucho más de lo que creía y parecía infinito lo que seguí desprendiendo en los siguientes días.
El sábado 12 a la mañana empezaron unas contracciones diferentes, emergían desde el sacro y se proyectaban hacia adelante a la zona umbilical. Todo indicaba que algo estaba cambiando. Al mediodía comenzamos a anotar la frecuencia, cada 5 min, duraban unos 30 seg y no eran tan intensas, me hacían reír. El tapón Mucoso cada vez se desprendía más. Por suerte pudimos estar en nuestra última clase de Eutonia y comprobar cómo la O y la conciencia nos ayudaba a travesar las contracciones. Al final de la clase fue muy emotivo despedirnos de Frida y Judith "hasta la próxima, con Zanaia en brazos".
luego de la clase las contracciones se pusieron más intensas y le pedimos a nuestra Partera Viví Andini (qué nos iba a acompañar en el trabajo de parto) que viniera a vernos.
Yo estaba chocha, creía que todo sería muy rápido. Fue una desilusión escuchar que sólo estaba con 1 de dilatación. Sentí que está experiencia traería muchos más aprendizajes.
Durante la madrugada del 13 las contracciones se fueron poniendo más intensas. El dolor en el sacro se acentuaba. La mano ahi fue un tesoro. La voz de Frida venía a mi en cada contratación. Me ayudaba mucho observar el ámbito interno de mi bebé, sentirla y conectarme con ella, el viaje había empezado y era juntas que lo íbamos a lograr. Cuando el dolor se intensificaba iban surgiendo todas las herramientas que habíamos visto con Frida. Me servía acariciarme el pelo y encontrar placer, hacer el meneadito, movimientos de infinito con las caderas, ponerme en cuclillas, colgarme de una hamaca de yoga de inversión desde las axilas y que descansará el sacro, también probé poner una pelotita de tenis contra la pared y masajear mi espalda. Así atravesamos toda la noche intentando dormitar entre contracción y contracción, repitiéndome mantras: cada ráfaga de amor me acerca a mi hija, yo sé parir y ella sabe nacer, tengo el poder de todas las mujeres de mi linaje, el cuello de mi útero se abre y expande de un momento a otro.
A la mañana volvió la partera. Una vez más me decepcioné al saber que sólo había dialtado 1 cm, ya iba 2... Vivi me dijo que todavía me faltaba y que todo se iba a poner más intenso y que todavía no había entrado en ese estado parturienta, dónde se borra el neocortex.
Todo el domingo con Contracciones, se me hizo muy difícil comer, seguía con todas las secuencias de movimiento. Mano en el sacro, bolsa de água caliente en el sacro, la O, la búsqueda de placer. 4 patas con esferodinamia en el pecho. Movimiento durante las contracciones y descanso en el medio. Me ayudaba darme duchas de agua caliente y que el agua cayera sobre mi sacro.
La noche del Domingo al Lunes fue muy intensa, comencé con vómitos y Contracciones muy dolorosas. Me calmaba saber que eran como una ola, que iban en aumento hasta un climax y luego bajaban, porque en el climax sabía que sólo podía bajar. Mac acompañándome en todo momento que le pidiera y luego seguía durmiendo.
El lunes 14 a la mañana volvió la partera. Ya estaba en 5. Iba avanzando lenta la cosa. Me propuso que comiera pero a mí no me entraba bocado, intenté morder una nuez y vomité. Ella me decía que era muy importante comer y a mi me frustraba no poder hacerlo. Con su guía buscaba que la emisión de la O, o a veces de la A, fuera más placentera.
Me di un baño de inmersión con agua caliente, eso me relajó mucho y atravesar las contracciones en el agua era muy relajante. Cuando salí me volvió a tactar, me dijo que estaba de 7 / 8. Y ahí decidí que ya era momento de ir para la Maternidad Estela de Carloto. Cómo vivimos a una hora de viaje, yo no quería ir en el pico del dolor en el auto.
Así fue que arrancamos para la MEC. Mi familia salió a despedirse, mis sobris me tiraban besos al grito de "Zanaia, Zanaia". El viaje en auto teñido de contracciones un poco más espaciadas y leves. Sabía que eso podía suceder.
Cuando llegamos a la maternidad me tactaron y dijeron que estaba de 6 / 7. Me llevaron a la UTPR, un lugar muy cálido, con lámpara de sal. Nos dieron una jeringa con aceite y esencial de almendras y fragancia de rosas y lavanda. Para que Mac me hiciera masajes en los lugares que necesitara, claramente el sacro.
La experiencia en este nuevo lugar fue una inmersión en otra galaxia, todo se volvió más intenso y las contracciones venían cada vez más seguidas. Yo necesitaba moverme, seguía con la rutina 4 patas, pelota, colgarme, cuclillas, intentaba acostarme de costado para descansar pero me era muy incómodo a esta altura. Las horas iban pasando y los tactos indicaban que no había avance en la dilatación. A las 20 me proponen romperme la bolsa a ver si eso ayudaba a encajar a Zanaia, decían que todavía estaba móvil. Llame a mi partera y lo charlamos. Entonces accedí.
El procedimiento no dolió, fue como un tacto más pero con un "palito" pincharon la.bolsa. Sentí el líquido caliente descender entre mis piernas.
Justo en ese momento recibí un mensaje de Frida que me preguntaba cómo estaba todo y al contarle me propuso que hiciera el meneadito durante las contracciones para ayudar a encajar a Zanaia. Mi partera, por otro lado, me propuso que hiciera sentadillas con los brazos en altos, en cada contratación, intencionando que la bebé se encajara y descendiera. Así pase las últimas 3 horas, entre meneadito y sentadillas...
Cuando volvieron a tactarme, seguía en 8.
Ahí vinieron las 3 parteras de la.MEC y se sentaron a hablar conmigo. Me explicaron que no había progresión y que ya hacía 9 horas que había llegado y no había avanzado la dilatación. Que estaba teniendo contracciones intensas y cada 3 min, durante 1 min, pero q había algo que no estaba sucediendo. Que romper la bolsa no había funcionado y que había que elegir otro camino: la cesárea.
Recibir esa noticia fue un shock total, no me lo esperaba, no lo veía venir y lo sentí como una derrota. Así lo manifesté, propuse que me pusieran oxitocina pero me dijeron que como yo ya estaba teniendo contracciones intensas, eso solo iba a hacerme sentir más dolor. Propuse que me dieran la peridural pero me dijeron que sólo se podía dar en caso de cesárea, no para partos vaginales. Les pedí tiempo para pensar. Mac no tenía duda de que ese era el camino. Yo llamé a Viví la partera por tel y ella me dijo que no podía hacer nada...
Así que, a pesar de haber hecho todo el trabajo de preparación, de haber intencionando un parto vaginal,.de haber limpiado mi útero de viejas memorias familiares, ahí estábamos juntas, con Zanaia, y tuve que entender que no dependía solo de mí y que ella ya había elegido cómo nacer.
Volvieron las parteras con la cirujana. Mientras me hablaban, yo estaba sentada en la pelota y empecé a sentir como mi bolsa se iba rompiendo mas y mas, sentía que estaba en una laguna, no sabía si me hacía pis también, era todo un soltar muy grande, soltar mi deseo de parir vaginalmente, soltar mis expectativas y rigideces de creer que esa era la única opción.
La cirujana me hizo un nuevo tacto, está vez me dolió mucho y cuando me pare empecé a sangrar increíblemente. Mac me confesó luego que ahí se asustó.
Yo estaba entregada me sentía rendida
Una enfermera lucho con mis venas para ponerme la vía. Entre contracciones y "Oooooo" logró ponerla en el 3er intento. En el medio me tire al piso en 4 patas para atravesar una "ráfaga de amor " de las más dolorosas que tuve.
Me pusieron la ropa para el quirófano y le dijeron a Mac que me vería ahí adentro. El viaje en camilla fue muy duro, a mi me dolía acostarme así que pedí ir sentada, cosa que no me querían dejar, pero yo me negué a que me lleven de otro modo. Cuando llegue a quirófano me acosté, cómo pude. Y de ahí fue todo una locura hasta que me pusieron la peridural. En un segundo mis piernas se durmieron, sentí cosquillas y empecé a reírme. Me acostaron, pregunté por Macz me dijeron que ya vendría. Ahí sentí que me estaban abriendo ya, volví a pedir por Mac y ahí lo trajeron. Sentí cada cosa que hacían en mi cuerpo, sentía que me revolvían como un guiso, amazaban la panza y hacían unas maniobras muy raras.
Hasta que finalmente, a las 00.14 salió Zanaia, Mac me sostuvo la cabeza para que la pudiera ver. Era hermosa, eso dije "Es hermosa, viste que es negra mi amor es tuya" Todos rieron por este comentario. La pusieron en mi pecho, piel a piel. Tenía unas ganas de abrazarla que no podía más, pero tuve que esperar. La dejaron poco tiempo,.me hubiera quedado toda la vida con ella. Pero tenían que llevársela. Lea propuse a los doctores hacer apuestas de cuánto pesaba, por qué no paraba de decir que era ENORME. Ganó una doctora que dijo 4kg y así fue.
Luego de que terminara la cirugía me llevaron al cuarto para reunirnos, en un contacto amoroso que comenzó instantáneamente. Zanaia se prendió del pecho izquierdo al segundo. Con Mac sentíamos que siempre había estado entre nosotros, que está familia era todo lo que está bien. Y así fue que la llegada de esta pequeña aumentó el amor familiar. Nos enamoramos de ella, pero también más de el otro en su nuevo rol, ver a Mac papá a mi me llena de amor y él a mi mamá también.
Al día siguiente vino una psicóloga a hablar conmigo. Yo me sentía derrotada por no haber podido tener el parto que deseaba. Hablar me ayudó mucho. Son esos pequeños grandes duelos que empezamos a hacer las mujeres puerperas. Fue una doctora que me devolvió la luz. Me dijo que en el pasado todas las mujeres tenían partos en casa, pero que también no todas sobrevivían y lo mismo los bebés. Me habló de que la medicina intentaba disminuir la selección natural. Que tenés una cesárea no me hace menos mujer, que yo parí a mi hija, que me tenía que sentir bendecida. Que primero y principal pude concebirla, que no todas las mujeres lo logran. En segundo lugar pude gestarla, que muchas mujeres pierden bebés en el camino. En tercer lugar llegué a término e hice un trabajo de parto súper largo, consciente y en amor. ay finalmente puedo contar la historia con mi hija en brazos. Entre llantos de emoción entendí lo importante de todo lo que había pasado. Mi hija estaba viva y en mís brazos, juntas habíamos trabajado para ese momento. Y ella vino a enseñarme que no hay sólo una forma de hacer las cosas y que muchas veces el deseo no va de la mano de la realidad y de lo que conviene.