Nacio Greta ,Agosto 2024!!!!

En principio quiero contar que todos me decían “mirá que el segundo sale más rápido”, “mirá que el segundo lo escupís”, lo cual pensé durante todo el embarazo que así iba a ser. Otra cosa que también me decían, es que por la experiencia de mi parto anterior, de mi primer hija, con el cual había llegado a la clínica con ocho de dilatación y bolsa rota, este segundo parto seguramente iba a ser parecido, ya que el cuerpo tiene memoria.
Pues no, Greta ya pasada de su fecha probable de parto no quería nacer. O yo tampoco la quería soltar, o ambas cosas, quién sabe.
Por este motivo la obstetra me dijo que íbamos a tener que inducir el parto. Algo que me bajoneó bastante, porque mi idea y mi deseo era que el parto se desencadene sólo, presumiendo que era una decisión de Greta, decidir cuándo nacer.
A pesar de mi sentir, el viernes al medio día mis padres vinieron a buscar a Luisa (mi primer hija), así con mi pareja Nicolás, podíamos tener algunas horas de tranquilidad y conexión antes de ir para la clínica. Fuimos a almorzar algo rico, a poner buena onda y enfrentar la situación que también bastante temor me generaba. Hicimos chistes, hablamos de las cosas lindas que vivimos durante el embarazo, de todo lo que se venía, de por fin conocer la carita de Greta luego de taaaantos meses del misterio que conlleva el embarazo.
Llegamos a la clínica a las 18:00 hs a encontrarnos con Lili, la partera. Nos tomamos una chocolatada caliente mientras la esperamos porque ella estaba un poco demorada. Una vez reunidos los tres, fuimos a una sala de preparto en dónde me colocaron una vía y un poquito de oxitocina. Para este momento por suerte yo ya estaba con otro humor y predisposición. Pusimos música linda, Lili trajo la pelota, charlamos mucho entre los tres y entre risas y anécdotas comenzaron las primeras contracciones. Al principio eran indoloras, pero con el pasar de las horas comenzaron a intensificarse. Entre contracción y contracción las charlas seguían su curso, yo le mandaba mensajes a mi mamá para ver cómo estaba Luisa, que por suerte estaba disfrutando de una pijamada con su primo en la casa de los abuelos. Al pasar un par de horas decidimos mudarnos a una sala de parto más grande, más cómoda para mi movilidad y que también estaba preparada para la recepción del bebé. A medida que el dolor iba crescendo todas las contracciones estaban acompañadas por la “ohhhh”, recurso clave que también me sirvió y acompañó durante todo el trabajo de parto en el nacimiento de mi primer hija. De 19:00 a 22:30/23:00 las contracciones y el dolor fue bastante llevadero pero a partir de las 23 hs. empezó a ser bastante difícil de sobrellevar. Empezaron los pujos, probando diferentes posiciones, en el piso, banquito, camilla, parada, todo este proceso siempre acompañado por la “oh”. En un momento le dije a la partera que necesitaba hacer pis y caca (jajaj perdón), por lo que ella me propuso ir al baño. Fuimos los cuatro para el lado del baño (para este momento la obstetra ya estaba con nosotros). Yo entré al baño con Lili, la partera, mientras Nicolas y Silvina, la obstetra, me esperaban del otro lado de la puerta con el parlante mientras sonaban unos mantras (escena bastante particular jajaj). Intenté hacer pis y caca, pero solamente salió un chorrito de pis. Le dije a la partera que no podía más de dolor, que necesitaba la peridural, que no podía soportarlo, pero ella me dijo que todavía no podía hacerlo ya que la cabeza de la bebé estaba alta aún. En este momento mi cuerpo no se porque se relajó un poco, me aflojé por unos minutos, hice fuerza más tranquila, mucha fuerza, intentando ir de cuerpo, pero no pude... Le dije a la partera que estaba como constipada, que que no podía. En este momento ella me dijo que teníamos que volver a la sala de parto ya que necesitaba monitorear los latidos de la bebé, así que volvimos. Me subí a la camilla para que me revisara y ahí le dijo a Silvina “ya está acá la bebé, ya sale, ya viene!” aaaalgo así. Entonces Silvina salió corriendo a lavarse las manos y cuando volvió, junto con ella entraron más personas. De un lado Lili me hablaba al oído diciéndome que no mirara a nadie, sólo a mi panza, y otras cosas lindas que no recuerdo bien, pero me hacían sentir contenida, del otro lado mi Nico me decía en mi otro oído que la suelte, que suelte abajo, que la suelte a Greta. En este momento me relajé más, no por completo, pero la verdad bastante. Estaba feliz de que el parto y dolor ya estaban por terminar, que la iba a conocer a Greta, y que finalmente iba a parir sin peridural (que aunque durante el parto me había arrepentido, ese habia sido un deseo durante todo el embarazo, intentar parir sin peri). Me relajé pero pujé con fuerza y convicción, y en dos pujos nasció Greta. El 06/07 a las 00:05.
Como conclusión, tanto como en éste como en mi rimer parto, el recurso de la “ohhh” y el acompañamiento de mi pareja con las palabras justas, fueron claves. Tener ese recurso para transitar el dolor y que mi pareja tenga el recurso de saber cómo acompañarme, hicieron que el trabajo sea más llevadero y hasta se convierta en algo hermoso.

Gracias para siempre Frida!