El 15.12.24 nació mi hija Luna, a sus 40.3 semanas de gestación. El domingo a la madrugada, 1:30 am me despertó una puntada y al poco tiempo empezaron las contracciones levemente dolorosas. Para las 6, ya tenía olas cada 4/5 minutos y bastante intensas. Cómo estaba mi hijo durmiendo, las transite en el living, en la pelota, con Nico acompañandome con masajitos en el sacro, una Ooooo bien bajito en honor a Frida y respirando mucho, para no despertar a León. Para las 7 llegó Jessi mi partera. Me revisó y para mi sorpresa estaba con 5/6 de dilatación (yo feliz ya que mi TP anterior en 24 hrs solo dilate 4 cms). Estoy segura que la O y la respiración fueron claves para relajar el suelo pélvico y abrir paso a la bebé. Luna ya estaba súper abajo así que arrancamos hacia el Otamendi. Ya en la pileta, las contrataciones no me dejaban mucho descanso entre ellas. Era muy intenso todo. Entre los 3 me acompañaron increíblemente, con masajes con palabras de aliento, con la Oooo, y vocalizando mucho. Pero Luna no quería bajar del todo y el tiempo pasaba sin mucho avance.
Finalmente, me pidieron salir del agua sugiriendo ponerme un poco de peridural para ver si eso ayudaba a que la beba termine de bajar. Pero no dio tiempo ni a que llegara la anestesia, que me agarré de la camilla, y luego de dos o 3 contracciones y seguro ayudada por la gravedad logró salir su cabeza! Y nose ni de donde saqué fuerzas pero me alentaron a volver al agua para que termine de nacer y lo logre: un parto vaginal, súper respetado, sin intervenciones, con un equipo amoroso y pude sanar gran parte de lo que viví con el nacimiento de mi hijo. No me van a alcanzar nunca las palabras ni el agradecimiento para el equipazo que me acompañó al encuentro con Luna. Gracias Frida por haber sido parte de este camino. Siempre agradecida