Embarazos multiples

Los primeros trillizos
El primer embarazo múltiple que atendí fue el de Diana y Carlos. Ellos ya tenían un hijo, David y, buscando el segundo, gestaron tres.
En la narración que Diana escribió especialmente para este libro están descriptos todos los detalles del trabajo que realizamos durante el embarazo.
Durante los primeros meses los dos aprendieron a utilizar la atención con la intención de dirigirla con precisión al hábitat donde se encontraban los bebés.
Simultáneamente al transcurso del tiempo, se producía el crecimiento de los bebés y fue necesario implementar el toque eutónico para ayudar la distensión de las partes blandas. Esta actividad le permitió a Diana estar en contacto con sus hijos, liberar el exceso de tensión y lograr que Diego, Magalí y Nuria nacieran con un peso excelente. Ellos fueron los primeros, por eso su testimonio es muy valioso para mí.

Asunto: Casa y corazón para tres

"A las nueve semanas de gestación, ya estaba enterada de que latían tres corazoncitos adentro de mi panza. Y de que tendría que hacer lugar, de improviso, tanto en mi mente como en la casa y en mi vida en general, para adaptarme a tan enorme cambio. Ya tenía un hijo que acababa de cumplir los 3 años. ¡Y esperaba el segundo!!!
Mi estado general era bueno, pero había una pregunta que me inquietaba: ¿cómo íbamos a hacer?
El primer contacto con Frida Kaplan, a través de mi hermano, fue telefónico. Ella me propuso hacer un trabajo para el papá, para mí y para los bebés, con el mensaje tranquilizador de una abuela. Alrededor del segundo mes entramos al estudio, nos sentamos en el piso, nos conocimos y nos fuimos enterando de qué se trataba este trabajo. 
De los pocos meses en los que me fue posible trasladarme hasta allí (de junio a agosto), debido al tamaño y principalmente al peso de mi panza, recuerdo mi cuerpo confiado sobre la colchoneta, y el descanso de poder abrirme y respirar. Agregamos luego información sobre eutonía, masajes, y ejercicios con la voz. Elegimos la Novena sinfonía de Beethoven para cantarles a nuestros bebés, y la garganta se redondeaba de placer. Lo hacíamos también en casa y nuestros hijos tienen una sensibilidad muy especial aún hoy cuando escuchan el Himno a la Alegría. Saben que la elegimos para conectarnos con ellos antes de nacer. 
Después, el trabajo en casa, cuando llegó el tiempo del reposo (de agosto a septiembre). Mis costillas se expandían increíblemente después de cada sesión, haciendo lugar en mi cuerpo para estos tres seres que pedían cada vez más espacio conforme iban creciendo. 
Mis posibilidades de movimiento, a su vez, eran más limitadas a medida que transcurrían las semanas. Entonces vinieron encuentros de trabajo con el toque, la pelota de tenis y, fundamentalmente, con el contacto con las zonas cansadas, doloridas… Lograr una respiración profunda era una hazaña.
Yo quedaba sumamente relajada y podía dormir bastante bien. Los bebés se movían y se despatarraban agradecidos por el pedacito de lugar ganado. 
Como me internaron un mes antes de que los bebés nacieran, a fines de noviembre, seguimos trabajando en el sanatorio.
La calidad del trabajo, y el tempo que este adquiere, también tienen mucho que ver con esa forma particular de modular las vocales en cada indicación. 
Escuchar la voz de Frida me confirmó su presencia amorosa, que siempre me acompañó con optimismo. Aprendí a escuchar aquellas partes de mi cuerpo que requerían más atención, a llevar la conciencia allí donde era necesario, para calmarme y para brindar a los bebés el lugar más confortable que les pudiera ofrecer. 
Para tres juntos, la casa era chica, pero el corazón grande.
Nacieron felizmente. El peso que tuvieron los chicos al nacer fue: 
Magalí: 2.100
Diego: 1.960
Nuria: 1.840
Sé que, en general, los nacimientos múltiples requieren de mucho tiempo de incubadora e internación para uno o más de uno y, por supuesto, esto complica el primer contacto desde el inicio. Algunos bebés requieren dos meses de incubadora hasta llegar a los 2 kilos.
Cada vez que lo pienso no dejo de considerarlo un milagro del Universo, junto con todo el amor y toda mi capacidad de albergue que pude ofrecer, más todo el trabajo que hicimos y que ayudó a que el milagro fuera posible.
Regresamos todos al estudio después de un par de meses. Allí, extendidos en colchonetas, recibieron por turno, cada uno, su toque eutónico amoroso y el sonido de su nombre con vocales muy abiertas. Cada uno recibía el regalo de manera absolutamente distinta; con un tono muscular propio y llamativamente diferente entre sí.
¡Gracias, Frida, en nombre de todos!
Diana

Mellizos eutónicos
En todos estos años nacieron varios trillizos y muchos mellizos. Elijo el testimonio de Gabriela porque sus bebés fueron los últimos mellizos eutónicos que dejaron su huella en el estudio. 
Cuando se comunicó telefónicamente conmigo, estaba aterrada. 
Me dijo:" tengo 43 años, es mi segundo embarazo, ¡¡¡y estoy embarazada de mellizas!!! 

Asunto: Miedos y amores por dos

"Se aproximaba la fecha del parto y ya sentía pánico. Había escuchado hablar de las clases de Frida para embarazadas y decidí concurrir en la búsqueda de ayuda. 
Me encontré con Frida y un grupo de gente maravilloso. Me sentí contenida, entendí que no era la única que luego de haber pasado por la experiencia de un parto, aunque había sido buena, igual sentía miedos, muchos miedos.
En las clases, fui tomando conciencia de mi cuerpo, manejo del dolor, relajación. 
Sentía mucha emoción en todo momento, sobre todo cuando hacíamos de cuenta que el momento del nacimiento había llegado y practicábamos la forma correcta de hacer los pujos (que no tiene nada que ver con la sensación de querer hacer caca, como nos dicen en los cursos convencionales de preparación para el parto).
Adquirí control de mi cuerpo y de mi mente, los miedos se desvanecieron. De pronto, estaba preparada para ayudar al médico en su tarea. 
El nacimiento fue maravilloso. Jazmín y Valentina nacieron por parto vaginal. 
Valentina pesó 2,550 kilos y, Jazmín, 2,790 Kg.
De todo corazón, agradezco mucho a Frida por todo el cariño que nos brindó, sus conocimientos y la dedicación que pone en su trabajo. 

Gabriela

Trabajo corporal para dar más lugar a los bebés
Al realizar este ejercicio, seguramente el papá sentirá en sus manos la presencia de los niños, y la mamá percibirá que la panza se distiende y que sus hijos pueden moverse con más soltura.

Elementos a utilizar
Ninguno

Actividad

" Mamá: ubicate en posición parada, con las rodillas levemente flexionadas, el torso inclinado doblado hacia adelante, y los antebrazos apoyados en una mesa alta. 
" Papá: apoyá una mano en el sacro y, la otra, en el espacio por donde pasarán los bebés para nacer.
" Ambos, dirijan la atención a esos dos lugares y perciban el comportamiento de los hijos.

Comentarios en clase:
Papá:siento en mis manos los movimientos de mis hijos.
Mamá: la panza se afloja; y los bebés se mueven más y sus movimientos no me duelen... ¡¡¡qué bueno!!!

Alternativas para el período de reposo
Si el embarazo, especialmente de trillizos, está muy avanzado y la mujer tiene que guardar reposo, es posible realizar el mismo trabajo en posición acostada.

Elementos a utilizar
Ninguno

Actividad

" Mamá: acostate, con la espalda apoyada en el colchón y las piernas flexionadas.
" Papá: colocá tus manos en los mismos espacios que en el trabajo anterior.
" Otra opción es que la mamá se acueste sobre un lateral, con un almohadón entre las rodillas, y las manos de él en los lugares arriba mencionados.
" Es imprescindible que la almohada de la cabeza sea alta.
" En todas las posiciones, es importante que la mamá dirija la atención al esfínter anal y a los labios vaginales, para liberar las tensiones del suelo pélvico.