Nació Sofia!!!2019

Mientras que le doy la teta a Sofía, paso a contarles cómo fue el parto de mi bebé, que tenía fecha probable el 11 de febrero.

Luego de la clase de Eutonia que asistimos con Uds, practicamos el Pujo y la O todos los días junto con Ezequiel.

Comencé con contracciones el viernes 1ero de febrero por la noche. En realidad, ya desde el 5to mes estaba con contracciones (se me ponía la panza dura), pero sin dolor. La diferencia fue que esa noche sí me dolían. Duraron toda la madrugada, eran una por hora, y dormitaba un poco entre una y otra, sin moverme de la cama. El sábado por la mañana teníamos clase de yoga con Ezequiel, pero preferí no ir. A la tarde ya habíamos coordinado con la profe que teníamos una clase especial de ejercicios de respiración y relajación para el pre-parto y parto. Por lo tanto fuimos después de almorzar, ya sin contracciones. La profe también es mamá y seguidora de tus ejercicios y disciplina, por lo que sumamos y practicamos el pujo, las O, más otros ejercicios de yoga para cuando vinieran de nuevo las contracciones (el gato es la que a mí más me gustaba).

Por la tarde vinieron unos amigos a merendar, me sentía bien. A la noche del sábado volvieron las contracciones, eran como el viernes, una por hora. Por lo que ahí sí, cada vez q sentía q venía una, me bajaba de la cama (había preparado un mat ahí al lado), hacia el gato mientras que decía la O. (Cuando eran más dolorosas, y yo no podía hablar, las decía Ezequiel).

Esa noche tampoco pude dormir muy bien, sino que lo intentaba entre contracción y contracción. El domingo 3 de febrero me levanté, nuevamente sin contracciones. Yo tenía en claro q las mismas tenían q ser regulares, por lo que los dos estábamos tranquilos que todavía faltaba. Alrededor de las 4 de la tarde comenzaron de nuevo, mientras que dormíamos una siesta (yo ahí pensaba que las contracciones se producían cuando estaba acostada, así que decidí levantarme). Iba a venir mi familia a merendar, pero les pedí que no vinieran porque no me sentía en condiciones de desaparecer en cada contracción o asustarlos cada vez que venía una. Durante la tarde comenzaron a hacerse más seguidas, por lo que a las 5 de la tarde, Eze comenzó a medirlas. Mientras que estaba bien, estaba arriba de una pelota de yoga/pilates, y cuando venía una contracción me movía al mat en posición del gato diciendo la O. Eran más dolorosas que a la noche y sentía que duraba más tiempo el dolor, así que cuando yo no podía, Eze decía la O.

Sabíamos que tenían que ser contracciones de duración de 1 minuto, cada 5 minutos, durante 2 hs. Después de 2 hs de medirlas, algunas eran de 1 o 2 minutos y entre ellas pasaban entre 5 y 10 minutos. Así que a las 7 de la tarde le escribimos a la partera, porque sabíamos que estaba de guardia el domingo, y queríamos saber a qué hora se liberaba. Nos pidió que la llamásemos. Ahí yo hablé con ella y le conté la situación. Terminaba la guardia a las 8, así que en breve ya se liberaba. Nos pregunto si queríamos ir a la clínica a que me revise, y le dije que aún no, que íbamos a esperar que las contracciones fueran cada 5 minutos. La charla duró unos 10 minutos. Ella quería escucharme y ver cómo estaba yo, y si era real que las contracciones eran tan cortas. Apenas nos atendió nos explicó que estaba muy preocupada porque movistar estaba con problemas en su barrio, y no había podido atender a una paciente el día anterior. Por eso nos dejo el teléfono fijo de su casa y otro celular de guardia de otra partera del equipo. Quedamos en que la llamábamos más tarde una vez que las contracciones fueran más seguidas.

La otra situación que nos preocupaba era que el Viernes cuando fui al monitoreo, me dijeron que mi obstetra de todo el embarazo estaba con un problema de salud, por lo que me atendió otra obstetra del equipo. Y siendo el domingo, lo más probable era que aún no estuviera trabajando. Por eso queríamos asegurarnos que aunque sea estuviera disponible la partera que ya conocia.

En ese tiempo de espera, aproveché para hacerme otro baño de inmersión y para cenar. Ya a esa altura se me había caído el tapón mucoso (pero no había roto bolsa). Siendo domingo a la noche, hablamos con Eze que era mejor ir a hacer el control a esa hora que esperar a la madrugada o el lunes que todo iba a tardar más al ser un día laboral. Así que alrededor de las 9 la volvimos a llamar a la partera (al teléfono de su casa, seguía con problemas de señal en su celu). Quedamos en encontrarnos a las 22.30 en la Clínica Los Arcos. A esa hora, tardábamos 15 minutos desde casa. Salimos del estacionamiento de casa y había un auto mal estacionado, ocupando un pedazo de la salida, por lo que Eze, (nervioso aunque sin demostrarlo), lo choco un poquito. Me pidió sacarle foto al auto mal estacionado, y un par de días después le llego el aviso del gobierno de la ciudad que le habían cobrado una multa por mal estacionamiento. Durante el camino yo seguía diciendo la O junto con Eze cada vez que venía una contracción.

Llegamos a la clínica, y la sala de espera de preparto estaba llena! Cada vez que venía una contracción decía una O en voz baja, y eso me calmaba un poco. Silvia (La partera) llegó unos minutos después y si bien había otra paciente de ella, cómo iba directo a cesárea, pasé yo primero a que me revisara. Silvia me decía “a ver si me das buenas noticias que con esto del celular estuve todo el fin de semana preocupada “. Nos pregunto cuanta dilatación sentía que tenía. “Ni idea, si tengo 1 o 2, me vuelvo a casa, si estoy cerca de 5, ok me quedo”. Me hizo tacto y encontró una dilatación de 8 ¡! Ella estaba feliz y nosotros también! Había hecho todo el trabajo de parto en casa sin saberlo. Así que me cambie y fui directo a la sala de parto, mientras Eze presentaba la orden de internacion y guardaba el bolso en el locker.
Silvia me pregunto si iba a querer la peridural, a lo que respondi que si, así que llamo al anestesista. Y también convoco a la obstetra, del equipo de mi médica original de todo el embarazo, pero a quien iba a ver por primera vez durante el parto. (La mía seguía de licencia)

Entré a la sala de parto sola, y si bien hasta ese momento había estado súper tranquila, ahí si me agarró un poco de miedo, el momento más importante estaba llegando. Y así mi cuerpo también lo sentía porque no dejaba de temblar.
Me pusieron la sonda, y el aparato para el monitoreo. Las contracciones ya eran más seguidas y las pasaba en la cama acostada diciendo la “o”. Luego pedi hacer pis (y vale la pena contarlo para quienes no saben), ahí en la sala de parto no hay baño y además ya estás con la sonda y no te podes mover mucho, así que me pusieron una chata. Las enfermeras súper copadas, me taparon y me Dieron tiempo para que me “concentre “, diciéndome que es lógico que no esté acostumbrada en hacer ahí.

Un rato después llego Eze, a quien le pedí manteca de cacao y el pendrive con la música de yoga que habíamos preparado para ese momento. En unos de sus viajes al locker trabó la clave, así que tuvo que poner música desde el celu, que igual estuvo súper bien.

Un rato después me volvió a revisar la partera para ver cómo estaba, me pidió permiso para romperme la bolsa que aún no se había roto y cuando lo hace (con una pinza), me dice que probablemente ya se me había fisurado porque me cayó poquito agua.

Una hora después (23.55) me pusieron la peridural (ahí Eze tuvo que salir). Y yo estaba preocupada por no moverme, entre las contracciones y que mi cuerpo seguía temblando. Es cierto que con la peridural dejé de sentir las contracciones con dolor. Pero tampoco fue “la gloria” como muchas mujeres dicen. Porque ahí aparecían otras molestias, como estar con las piernas en posición rara, incómodas. Más el pujo, que si bien lo veníamos practicando con Eze, no es lo mismo cuando lo tenes que hacer de verdad. Sabia donde tenía que hacer la fuerza, pero es cierto que con la peridural tenía que esperar a la indicación de la partera para saber cuando pujar. Estuve 1 hora pujando, lo que es muy poco, entiendo (aunque algunas mujeres en dos o tres pujos tienen a su bebé). Pero la partera me pedia que contuviera más el aire en la panza y luego lo largara, lo que me costaba. Igual, me pedía poner las piernas en determinada posición que no me era cómoda, pero me explicaba que era como mejor se movía el bebé por el canal de parto. Me decía que las contracciones habían bajado con la peridural, así que me pidió permiso para ponerme oxitocina.
Lo que me gustaba era que -si bien hubiera preferido que eso fuera más natural, y haber roto bolsa y no ponerme oxitocina-, en todo me consultaban, cómo había pedido yo en el plan de parto.

Eze siempre estaba al lado mío (a mi izquierda). La partera y obstetra adelante, y enfermeras alrededor en lo que necesitara.

Luego de un tiempo, me dijeron que ya Sofi estaba cerca y me dijeron que ya podía tocar su cabeza. “Yo?”, incrédula! Así que restaba un último esfuerzo. No recuerdo si antes o después de eso, también me pidieron permiso por otro tema muy discutido: la maniobra de Hamilton, o cuando la partera te ayuda con presión en la panza para que el bebé baje más fácil. Silvia nos pidió permiso para hacerlo y le pidió al papá que ayudara a empujar a Sofi a la salida. Fue todo muy suave, y yo sentía que eso me ayudaba cuando ya no tenía fuerzas (y eso que no puje durante mucho tiempo, si bien las contracciones y trabajo de pre parto venía de hacía 3 días).

Es cierto que la última parte es muy rápida, cuando ya la cabeza está ahí, solo resta pasar los hombros y el bebé sale. Así que así fue, y en unos minutos más, Sofi nació el lunes 4 de febrero, 1.04 am, con 2.495 kg y 45 cm. La pusieron en mi pecho, nos miramos con ella y Eze muy felices y luego de unos minutos le cortaron el cordón. Después Eze fue con Sofi a Neo para que le hicieran los primeros controles, vacunas y bañarla. Y yo me quede en la sala de parto, expulsando la placenta y luego con la revisión de la obstetra de que estuviera todo bien. Ella me dijo que no me tuvieron que hacer episiotomia (como había pedido yo), pero al revisarme, me dijo que me iba a hacer dos puntitos externos en la vagina, necesarios por el esfuerzo que había hecho. Ahí te apretan un poco más la panza para sacar los últimos coágulos del utero (no está bueno porque vos ya te queres ir con tu bebé, pero uno entiende que es necesario). Ahí anotaron a Sofi, yo no sabía, pero dejan asentados todos los datos para su partida de nacimiento, con los datos de la hora de nacimiento, institucion, partera y obstetra involucrados.

Después de un rato largo me dijeron que ya estaba todo y que me iba a la habitación (ya casi eran las 2 am). Por lo que me llevaron a un pasillo que comunicaba con las habitaciones. Vino una enfermera, me revisó las tetas y me mostró cómo ya salía calostro (previo a la bajada de la leche). Luego vino la médica obstetra de guardia de la clínica para una última revisión, y me dijo que seguía sangrando. Así que me miro con otras 2 enfermeras, me volvieron a revisar y apretar el utero por los coagulos que seguían saliendo. Ahí me dijeron que preferían llamar de nuevo a mi obstetra. (Mientras, no les niego que yo estaba aumentando mi preocupación. Estaba sola, Eze y Sofi aún en neo, esperando por mi). Me revisó ahí mi obstetra, y me dijo que por el sangrado, prefería que volviera a la sala de parto. Así que ahí de nuevo me revisaron, y como ya se me había ido el efecto de la peridural, me dolia. Eso les dije, y enseguida me pusieron la máscara y me dormí (yo pensé que era oxigeno, pero me desperté 20 minutos después), y entendí que había sido anestesia. La médica me dijo que me dio un punto en el cuello del utero, que ahora si estaba todo bien y que me iba a la habitación. Eran 2.30 am, y por fin nos íbamos con Sofi y Eze a comenzar nuestra nueva vida juntos.

La atención en la clínica Los Arcos fue excelente. Claro que no me gustó volver a la sala de parto, pero fue todo súper profesional, con una atención médica excelente, con dobles y triples controles para la mamá y el bebé, con lo que me sentí muy segura y cuidada.

Si bien nuestras familias sabían del parto (Eze les había avisado cuando me llevaban a la sala de parto y cuando me ponían la peridural), yo prefería que vinieran todos al día siguiente. Pero cuando llegue a la habitación, estaba la mamá de Eze en el hallcito. Yo no estaba con energías para recibir a nadie, pero fue todo súper rápido, nos saludó y felicitó y se fue. Así que nos quedamos con Eze a disfrutar y aprender de Sofi. Las enfermeras me enseñaron a prenderla a la teta, luego a hacer pis en la chata, y luego nos dejaron solos. Sofi esa noche durmió conmigo en la cama, por lo que puse barandas y almohadones para estar tranquila. Igual tipo 7 am ya estaba despierta por los ruidos de la obra del viaducto qué pasa por Juan B Justo. 8 am vinieron mi mamá y mi hermano a conocerla a Sofi. Yo estaba cansada pero tan feliz! Y ellos me dicen que me vieron bien. Un rato después me sacaron la sonda, y me ayudaron para ir al baño. Y al mediodía ya me pude bañar.

Todo era disfrute y felicidad. Con Eze no lo podíamos creer, teníamos esa cosa chiquita en brazos, nuestra, buscada y amada.

Durante esos días en la clínica, la disfrutamos muchísimo nosotros, aprendimos todo con ella, cambiar un pañal (ninguno sabía), darle la teta, hacerla dormir (y también despertarla cada 2/3 hs para la teta). Con técnicas varias, cómo envolverla en una mantita, ponerle mantras para dormirla, o decir la O, cuando 3 am estaba despiertisima. En la clínica nos ayudaron muchísimo las puericultoras. Hoy Sofi sigue con teta exclusiva y eso es gracias a sus enseñanzas.

Recibimos algunas visitas de familia y amigos, pero también las limitamos a lo que nosotros queríamos (y eso también lo sugiero... que cada uno elija lo que prefiere).

Les agracedemos sus enseñanzas, y dado que otras dos amigas están embarazadas también, les recomendé el libro y sus clases, que creo que ayudan mucho en un momento tan importante.

Gracias! Eze, Lu y Sofi.