Nació Camilo!!!Enero 2021!!!!

Hola Frida y Judith, queríamos contarles a ustedes y a les participantes de las clases que el jueves 14/01 nació Camilo a las 20:35 hr, con 47 cm y un peso de 3020 kg por parto vaginal y super respetado con un equipo de lujo, Mariana Rabinovich como obstetra, Vero Pla partera y Vero Núñez doula, después de haber pasado por dos obstetras anteriormente.

Un embarazo buscado que se dio en pandemia mágicamente cuando pensamos que teníamos que hacer tratamiento. Tengo 45 años y sólo por mi edad y sobrepeso la primera obstetra quería mandarme a cesárea, porque era menos riesgoso, según ella. Inmediatamente sentí que no era una persona que pudiera acompañarme si se diera la posibilidad de ir a parto vaginal. Leo, en ese momento, pensaba que lo mejor era cesárea (por mis problemas de salud). Yo no tuve piel con la profesional, a Leo ni lo miraba en las entrevistas (parecía como si no estuviese ahí) y, por otro lado, yo quería dejar abiertas todas las posibilidades, aunque tenía miedo al parto vaginal y me parecía muy imposible para mí porque soy muy sensible a las intervenciones obstétricas (me cuesta horrores hacerme un PAP por ejemplo). Pero buscamos alguien que al menos hiciera una cesárea respetada, con quien sintiéramos otra empatía.

Así llegamos a otro profesional muy reconocido en redes por trabajar con parto respetado, etc., que fue muy claro en que la edad no era impedimento y que había que ver cómo se desarrollaba el embarazo y que la edad sólo incrementaba que pudieran desarrollarse riesgos como la presión, entre otros, pero que todo podía ser controlado. Me dio confianza, me contuvo en algunos momentos y el embarazo se desarrolló sin complicaciones, controlando mucho el peso con nutricionista –recién aumente los dos últimos meses, 4 kg en total-, y la presión, y poco a poco, con confianza y después de las clases de eutonía, de aplicar la oooooo, de organizar el pujo, etc., empezamos con Leo a visualizar los dos la posibilidad de atravesar un parto vaginal. No me asustaba el dolor: sufro de contracturas muy fuertes y migranias y estoy acostumbrada a atravesar el dolor, con recursos de respiración y la eutonía fue otra herramienta potente todo el embarazo para atravesarlos sin medicación. El miedo eran las intervenciones en esa parte de mi cuerpo. Poco a poco pensaba que el dolor del parto tiene una finalidad y es fisiológico, y no sintomático como mis dolores crónicos, eso me amigaba a la idea.

Por eso en la semana 32 ya en el último trimestre cuando hablamos con el obstetra sobre la posibilidad del parto le pregunte por la necesidad de los tactos. Algunas amigas me habían contado que pasaban varios médicos y todos tactaban y que era muy incómodo, yo sabía que eso no lo soportaría, que pondría un stress a ese momento donde tenes que estar conectada con él bebe. Me asustó diciendo que eran necesarios desde la semana 38 y cada 4 hs en el trabajo de parto, que era un tema de responsabilidad profesional y sería negligencia si no lo hiciera, y no pudo entender lo que le planteaba ni reconsideró lo que él pensaba así que decidimos cambiar de obstetra. En ese momento nos acompañaban dos doulas, una muy amiga mía, y otra que ella nos había derivado, y las charlas con ellas fueron un espacio para hablar del embarazo, de los miedos, de lo que nos pasaba y ante esta situación, nos incentivaron a buscar información sobre los tactos, nos pasaron el contacto de una partera divina que sólo hacía partos domiciliarios. Nos sirvió hablar con ella para despejar dudas. No queríamos un parto domiciliario, pero nos convencimos que lo mejor para evitar intervenciones y tactos innecesarios era transitar el trabajo de parto en intimidad, en casa, acompañados con recursos, y llegar a último momento al hospital. Había que buscar un equipo que entendiera la situación y acompañara.

Llegamos al equipo de Mariana Rabinovich a partir de un relato que nos compartió Frida. Ahí contactamos primero a la partera Vero Pla y por ella a Mariana. Después de una entrevista con ambas, tanto Leo como yo sentimos que era el equipo que estábamos buscando. Ellas nos comentaron la posibilidad de realizar un parto en agua en el Otamendi, una idea que nos gustó porque disminuía el dolor de las contracciones y se fue desarrollando en el resto del embarazo, sin cerrar otras posibilidades. Fue difícil y angustiante cambiar con el embarazo avanzado. Nuevamente estuviste ahí Frida, cuando te consulté, me dijiste que Mariana era una excelente profesional y que te parecía que ante lo que te contaba era lo mejor para mí, que siguiera mi instinto. Esas palabras fueron decisivas para mí.

Comenzamos a leer relatos y ver videos de experiencias de otras mujeres de Argentina y de otros países que nos compartió Rabinovich, nos entusiasmamos mucho con eso, pero me daba miedo porque en el agua no se puede aplicar peridural. Lo pensamos como un recurso, ir viendo cómo se desarrollaba todo en el momento. El día del nacimiento de Camilo la sala de parto en agua estaba ocupada (chan!!!) y ahí se desvaneció esa posibilidad, pero no nos adelantemos.

Ya había cumplido la semana 40 y nos preocupaba que no se desencadenara, así que ese fin de semana hicimos clase extra de eutonía, nos emocionamos con las palabras de Frida, empezamos a hacer ejercicios con rebozo que habíamos aprendido con Vero Nuñez, la doula q trabajaba con Mariana, y con quien hicimos visualizaciones, para activar, mover caderas, ochos en pelota, bailar el meneaito como vos enseñaste Frida, escuchar música, relajar y pasarla bien para generar oxitoxina para el parto. El lunes desperté perdiendo tapón mucoso y supe que algo se había movido, hice yoga para relajar. Teníamos ecografía el martes y dio muy bien, placenta grado 2, bien los latidos, se podía esperar.
A la noche empezaron las primeras contracciones de trabajo de preparto, en principio muy irregulares cada 15 minutos, luego cada 10, nos fuimos a comprar helado por si todo se aceleraba, para tener algo fresco para comer en las olas uterinas. Nos abrazamos y nos decíamos es un dolor amigo, viene Camilo, viene Camilo. Estuvimos desde las 22 hr, hasta las 14 hr del miércoles con contracciones. Ahí pararon y nos fuimos a la consulta con la obstetra. Monitoreo mediante, todo tranquilo, en marcha. Volvimos para casa a tratar de descansar un poco, relajar y juntar fuerzas. Creíamos que estaba cerca el desenlace, pero acordamos que, si no pasaba nada, nueva ecografía el viernes y activar inducción el fin de semana, cumpliendo semana 41. Ansiedad, mensajes de familia, amigos, había que esperar.

Esa noche del miércoles 13 fue tremenda porque estuve con muchos dolores de contracturas y migraña que me dejaron agotada. Ni la clase de eutonía me alivio, que siempre lo hacía. Era mucha la tensión, la cercanía del momento esperado. Me pude dormir apenas 2 hr, y ya venía mal dormida de la noche anterior. Me sentía cansada.

A eso de las 3:30 am del jueves me desperté con contracciones en medio de dolores muy fuertes por mi migraña y mis contracturas que estaba teniendo. Un poco por la ansiedad de pensar como viviría el nacimiento y porque ya habían pasado varios días de la FPP (estaba de 40.5 semanas). Ahí pensé, no puedo con todo, con estos dolores no puedo atravesar el parto, voy a terminar en cesárea. Ahí mi compañero intervino para aliviar miedos y angustias. Ya para las 5:30 am la migraña y las contracturas habían pasado después de un largo masaje que me hizo Leo. Para entonces sólo quedaban las contracciones que se iban intensificando cada vez más. Primero cada 5 minutos y después ya al final cada 3 minutos, cada vez más fuertes, cada vez más presentes. Avisamos a Vero Pla a las 6 am, quedamos en contacto. Queríamos atravesar esto un rato solos, juntos, el living a la cama, moviéndonos, viendo que necesitaba el cuerpo, respirando, haciendo la ooo juntos.
A eso de las 10 am llego a casa la doula (Vero Núñez), ya acordamos que viniera para ver cómo me veía y recordarnos los recursos aprendidos. Cuando llegó me abrazó y lloré un poquito con ella en sus brazos de la emoción, sentía que venía Camilo, necesitaba esa contención femenina, y después ella vio un papelito que tenía Leo donde anotaba el horario de cada contracción, la duración, los intervalos de descanso, y lo que yo sentía en cada una, todo eso para ver cómo iba evolucionando, y al ratito le dijo a Leo “esto no para, de acá nos vamos al hospital”, y así fue.

Ese trabajo en casa fue fundamental, Vero Nuñez había llegado y tenía mil recursos, acompañamos las ooooo, con masajes en el sacro, cremas, aceites, aromaterapia, ejercicios de respiración, todo el tiempo en comunicación con la partera Vero Pla (que estaba en La Plata asistiendo otro parto). Me metí en la bañera de casa, acostada en el agua me relajaba, las contracciones no se sentían tan intensas, las atravesaba con menos dolor, pelota en la bañera, de momentos me paraba y el agua me caía directo en el sacro, era relajante, reparador, y me preparaba para otra contracción, todo el tiempo acompañada por Leo y Vero que me hacía sentir esencias. Leo me avisaba en la tercera ooo para saber que la contracción ya pasaba y así era, un minuto y se iba, en el medio todavía podía hablar, reir con el, escuchar música, y hasta comer un poco de helado fresco…él me daba aliento en todo momento, me decía cosas lindas, aunque podía ver un poco de miedo en su cara cuando yo gritaba de dolor. Yo nunca tuve miedo por mi o Camilo, sólo a no soportar el dolor, confiaba en mi equipo y en mi compañero, nunca pensé en lo que venía sino hubiera enloquecido, me concentraba en pasar la próxima contracción, en ese presente, en cada momento de la preparación del nacimiento de Camilo.

Desde la primera contracción hacer la ooooooo fue un recurso muy importante que utilizamos todo el tiempo. A veces las hacíamos juntos leo y yo, a veces leo sólo y yo hacía ejercicio de respiración a la vez. Fue de mucha ayuda cuando leo me decía "3" al finalizar la tercer ooooooo porque me hacía pensar que ya había atravesado la mayor intensidad de cada contracción. También la ooooo nos ayudaba a juntar fuerzas para la próxima contracción.

Al mediodía llegó Meli que asistía a la partera Pla, yo la conocía sólo por zoom de los encuentros de los jueves con Vero Pla donde hablábamos de la fisiología del parto, lactancia, compartíamos experiencias, etc, pero apenas llegó dijo vamos a ver como esta Camilo, me acarició, me abrazó, escuchó sus latidos y palpó. Sentí otra fuerza femenina acompañando, ayudando en este proceso mágico de dar a luz. Fue tan cuidadosa, amorosa y respetuosa conmigo que se ganó su lugar en esa intimidad y se quedó. “No me puedo ir” dijo, súper comprometida con lo que estaba aconteciendo.

Le escuchamos los latidos del corazón a Camilo, estaba todo bien, lo íbamos monitoreando, fue una tranquilidad saberlo y que ella estuviera. Más tarde todo se aceleró, con la homeopatía, las contracciones fueron tan seguidas que no podía recuperarme de una y empezaba otra, no podía ni hablar. Leo me dijo, mira que ahora viene Vero Pla y nos vamos al Otamendi, pensé que me lo decía para dar aliento, pero él lo intuía por cómo me veía, ya no podía estar en ninguna posición, intenté colgarme con las telas, no sirvió. Ahi él me abrazó y dijo “Camilo cuida a mama”, mientras me colgaba de su cuello y yo supe que tengo el mejor compañero y el mejor padre para mi hijo. Efectivamente, a las 16 hr llegó Vero Plá, la partera, me vio y me largué la llorar, no puedo massss decía yo, me revisó otros signos (sin tacto) y dijo “nos vamos ya”, apenas podía estar de pie, perdía mucha sangre, después nos dimos cuenta que había roto bolsa en la bañera y no me di cuenta. Leo decía se ven unas membranas, unas amebas, ja ja yo pensaba que sólo me hacía reir…

Vero dijo nos vamos, habló con el sanatorio, pileta ocupada escuche entre dolores, preparó todo para que fuéramos directo a sala de parto, habló conmigo y me dijo como te sentís, ella me veía, yo decía no puedo masss, decidimos ir a peridural, no iba a resistir sino, estaba segura. Me pareció lo mejor, ya no importaba la pileta, nacía Camilo. Cuando salíamos Vero Nuñez dijo Nuri, volvés a casa con Camilo en brazos y logré sonreir, no podía creerlo, como no terminé de creer este embarazo, lleno de miedos al comienzo y como se fue dando todo.

Leo agarró todo lo que teníamos listo, los bolsos, puso cosas de último momento, yo daba un paso y era una contracción, en el pasillo, en la puerta, en el ascensor, en el hall, en el garaje, al subir al auto, vecinos y porteros miraban y escuchaban gritos y preguntaban si queríamos una ambulancia, no no, todo controlado, es normal, parte de un proceso. Semáforos en rojo, trapo blanco al viento, yo con Vero Nuñez atrás que me daba aliento, de cuclillas agarrada al asiento, de Almagro al Otamendi en 10 minutos llegamos.

En silla de ruedas camino a sala de parto, con las Vero, mi equipo ahuyentó a todo personal médico de guardia guante en mano que quería intervenir porque sí, yo sólo quería que me tocara mi partera y mi obstetra. Me pusieron peridural 1830, última vez que registré el reloj de la sala de parto, antes de entregarme a la fase expulsiva.

Así hicimos todo el trabajo de pre parto y parto en casa y llegamos al sanatorio el jueves 18hr con dilatación completa, después de un tacto amoroso de Mariana, que es una dulce, ya estaba todo listo. Faltaba que bajara y que saliera Camilo, me puse en la camilla mirando para atrás por indicación de Mariana, hice ochos, para que se encajara, era ganas de hacer caca, mucha fuerza, gritos, con música, con esencias que acercaba Vero, con Leo susurrando al oído, las ooooo y palabras lindas.

Después otro tacto porque habían bajado latidos y había que ver dónde estaba Camilo, esta vez fue Vero Pla, que me habló y me explicó que era necesario, que tenía que pensar que por ahí iba a pasar mi hijo, yo ya entregada, lo soporté.

Ahí ya estaba boca arriba. Todo el tiempo estuviste presente Frida y recordábamos las clases. En uno de los pujos finales, apliqué uno de tus ejercicios, ya hacía rato que venía diciéndome “no puedo más”, entrecrucé mis dedos y los puse detrás de la cabeza en la nuca, piernas bien abiertas y dobladas hacia afuera las rodillas, pude soltar abajo, porque registre que en un punto retenía, y pisar con el sacro la camilla, mientras Leo me recordó “sonreí”, y escuchaba que Vero Plá decía se le ve la cabeza, estira el pujo, ya viene, ya viene…está rotando, etc,

Hubo tres o cuatro pujos intensos más al final donde me concentre mucho, nada importaba alrededor, solo Leo y sentirle la voz quebrada de llanto, diciendo ya viene.. y Camilo que venía. Yo estaba en trance, muy animal, mucha conexión con mi cuerpo, y así sentí una liberación cuando salió.. escuché su llanto, volví en mi, no entendía qué pasaba, me lo pusieron en el pechito, es tu hijo me dijo Vero, yo no podía creerlo, como no podía creer este embarazo con miedo y angustia al principio y como se desarrolló todo muy bien, en todo ese proceso eutonía y Frida, tu voz dulce y calma, fueron fundamentales.. yo le decía a Leo que quería escuchar tu voz en la sala de parto, fuiste como una abuela que me cuidaba.

Leo lloraba a mas no poder, mucha emoción, pudo cortar el cordón que era su sueño para darle la bienvenida de este lado de la piel.

Así fue después de dos horas y poco de rugir intensivo que nació Camilo y explotamos de alegría con Leo, muy respetado todo con Mariana Rabinovich (obstetra) Verónica Plá (partera) Verónica Nuñez (doula), equipazo la verdad, fuimos con fe muy cuidados por ellas y por vos Frida. Fue un lindo proceso dar con este equipo, sin todas siento que no hubiera sido posible, que nos dieron la información y la contención necesaria. A todes les digo, busquen un equipo en quien confiar y entréguense. Yo estaba entregada, confiada y sabía que lo que harían ellas estaría bien, no quería que nadie más me tocara, anestesista incluido que me quiso tocar la panza en un momento del expulsivo, y no se cómo porque no podía hablar, le dije no me toquesss, Leo también, no se lo permitimos, se apartó!

La ooooooo nos cuidó a les tres, hay amor en las oooooo y en el pujódromo y en las clases en general, que son un espacio de cuidado. Luego Leo me contó que en la sala de parto todes hacían la ooooooo (obstetra, partera, doula, enfermeras, las de neonatología, hasta el anestesista, imagínate!!!, un concierto de oooooooooo), bellísimo!!!

Me desgarre un poco y tuvieron que coserme, así que Leo se fue con él a neo y no pudimos disfrutarlo toda la hora sagrada, pero había nacido y estaba bien, era lo importante, yo me reencontré con ellos en la habitación. Camilo es puro amor, es un sueño para los dos, aca estamos entre teta y teta, que costo prenderse, mucha paciencia, los dos embelesados, aprendiendo a ser mapadres, porque si el parto es difícil, ahora empieza lo difícil en serio criarlo, cuidarlo, etc.

Les dejamos de regalo unas fotos y un video de Leo haciéndole la oooooooo a Camilo, calmándolo.

Gracias por todo Frida, Judith!!! Y a todes con los que compartimos clases, porque cada pregunta, cada relato, cada relato, nos sirvió en este proceso, para sentir que no estamos solos, que todes tenemos miedos, dudas etc,

Nuria y Leo, relato escrito a cuatro manos, entre los dos, como fue el nacimiento de Camilo, lo parimos juntos, porque la mapaternidad es deseada y es compartida para nosotres.