Nació Guido!!!Noviembre 2021!!!!

Relato del nacimiento de Guido

Cumplía la semana 41 y aunque yo empezaba a notar algunos cambios en mi cuerpo nada
nos hacía saber si me pondría de parto antes de la 41+6. ¿Por qué esta fecha en concreto?
Pues porque yo quería un parto natural. Uno de mis mayores miedos en el embarazo era la
posibilidad de sufrir violencia obstétrica en el nacimiento de Guido, que no se respetara mi
plan de parto, que se me impusieran ciertos procedimientos o que me viera obligada a aceptar
intervenciones no deseadas. Mi comadrona, me habló de Casa Laietania, una casa de
nacimientos, ubicada en el hospital de Can Ruti. Al enterarme de la existencia de este espacio
se me abrió una puerta de mucha luz.
En la semana 41 teníamos programadas dos visitas. Ese miércoles la comadrona que nos
atendió entre otras cosas nos informó que debíamos tener presente que el lunes de la semana
que estaba por entrar cumpliamos la semana 41+6 y que en ese momento se nos ofrecía por
protocolo programar inducción en Can Ruti o en el hospital que nosotros habíamos elegido
como plan B, que en este caso era Can Ruti. En la casa de nacimientos no hacen ningún tipo
de intervención medicalizada y para evitar riesgos, por protocolo, a partir de esa fecha no
atienden ningún parto. Así que nos fuimos con esa información, debiamos ser conscientes de
que si no me ponía de parto el lunes la propuesta era inducir.
Decidimos probar algunos “remedios” y/o técnicas para favorecer el parto. Aunque no hay
evidencia científica de su eficacia, si me servían como placebo me parecía estupendo, con
tal de conseguir nuestro objetivo. Esa misma tarde compramos té de hoja de frambuesa,
reservamos cita para una sesión de acupuntura para el día siguiente y junto a mi compañero
nos sumergimos en el placer de nuestros cuerpos. Pero nada parecía surtir efecto, no notaba
nada distinto de los días anteriores.
Y llegó la visita del viernes, 41+3, donde el tema estrella volvía a ser la posible inducción
inminente. Pregunté por la opción de hacer una maniobra de Hamilton el domingo y decidí
hacerla ese mismo día, con la posibilidad de repetirla el domingo si la primera no surtía efecto.
He de decir que en mi experiencia la maniobra no fue nada dolorosa, un poco molesta pero
nada más, la comadrona fue super respetuosa y no me dolió nada.
Tras salir de allí nos fuimos a Sabadell, un compañero de trabajo de Sergio le había regalado
una sesión de fotos de embarazo. Para desconectar y liberar oxitocina Sergio me había
propuesto días antes de poder hacerla esa tarde. Me pregunto al salir, si aún me apetecía ir
y como me encontraba bien nos fuimos a la sesión. Fue un rato divertido, lo pasamos bien y
el resultado nos gustó mucho. Pero desde que salimos de Casa Laietania yo empecé a notar
que se activaba algo en mi interior.
Al día siguiente empecé a notar contracciones desde temprano, de hecho por la noche ya
podía sentir alguna. Al inicio eran cada 10 o 20 minutos, suaves molestias, hacia el mediodía,
empezaron a ser cada 5 o 10 minutos, un poco más notables y fueron creciendo durante la
tarde. A partir de aquí empezaron a acompañarme las Oooo en cada una. Las vivía muy
ilusionada, eran mis primeras contracciones y no sabía muy bien que iba a sentir, aunque
había leído mucho, estaba deseosa de tener mi propia experiencia. Las primeras
contracciones las podía transitar emitiendo las OOOO sin sonido y a medida que el dolor
crecía subía del volumen al emitirlas, proporcionalmente a lo que sentía.

Sobre las nueve de la noche las contracciones empezaron a ser 3 o 4 minutos y casi de un
minuto de duración o casi todas eran así. De vez en cuando una contracción era casi
imperceptible y la siguiente era mucho más larga y dolorosa. Tras dos horas de trabajo
llamamos para avisar de que estábamos empezando el trabajo de parto activo. Nos dijeron
que puesto que era primeriza nos aconsejaban un par de horas más en casa para afianzar
que estábamos de parto activo y así lo hicimos. En esas 4 horas estuve en movimiento
continuo, utilice la pelota, bailamos, Sergio me masajeaba el sacro, me hacía presión en este
para aliviar el dolor, me daba calor en la zona, me acompañaba en las Ooooo y me preparó
un baño de agua caliente que me ayudó muchísimo a aliviar la intensidad del dolor.
Fue un trabajo duro, hubo un momento en que cada contracción comenzó a llegar
acompañada de un intenso dolor punzante en el sacro, un dolor muy localizado que cada vez
era más y más profundo e insostenible, yo sentía que eso no era normal. Durante el embarazo
me había estado informando mucho, había leído sobre las características de cada trimestre
de embarazo, sobre parto, sus fases, posiciones del bebé, inducción, cesáreas,...y sobre
pródromos insidiosos. El dolor que yo sentía y el hecho de que las contracciones no acabaran
de ser totalmente rítmicas me hacían sospechar de una malposición de Guido. En la semana
37 se colocó en cefálica en el lado derecho y así llegó hasta el final. Yo sabía que los bebés
que están colocados así deben hacer la rotación completa para encajar en la pelvis y que no
suele ser fácil, que hay posibilidades de que se queden a mitad y llegue en posterior. Ahora
se, que lo que yo sospechaba era cierto y que Guido encajo en posterior de ahí el dolor
punzante en sacro.
Pasadas las 4 horas de trabajo en casa, sobre la 1h volvimos a llamar, nos dijeron que quizás
aún no estaba lista pero que podíamos ir y nos harían una valoración, solo podíamos
quedarnos si habia dilatado un mínimo de 4 centímetros y las contracciones eran cada 3 min
y duraban 1 min. Pero yo sospechaba que Guido estaba mal colocado y quería ir a que me
vieran. Pensaba que allí podrían ayudarme, quizás con rebozo o con algún movimiento o
posición que yo no hubiera probado ya.
Al llegar, a la 1:45, lo primero que me hicieron además de algunas preguntas fue un tacto que
reveló que mi dilatación sólo era de 2 centímetros y me informaron que así no podía
quedarme. Saber que después de todo el dolor solo estaba de 2 cm fue duro de oír, pero que
me dijeran que así no me podía quedar aún fue más duro. Les explique mi dolor punzante, el
hecho de que pensaba que podía haber malposición, les explicamos todo lo que habíamos
estado haciendo en casa y preguntamos qué más podíamos hacer para sobrellevar ese dolor
punzante que no podía sostener. Solo nos aconsejaron que al volver a casa preparamos un
baño de agua caliente y que procurara descansar en la cama con muchos cojines para poder
ponerme en ella a cuatro patas y soltarme encima de los cojines tras cada contracción.
Hicimos un monitoreo para ver como estaba Guido, hubo algunos problemas con el equipo y
la cosa se alargó un poco, con lo que tras comprobar que todo estaba bien, eran casi las 4:20
cuando nos volvíamos para casa. Durante todo el rato que estuvimos allí cuando las
comadronas estaban en la sala con nosotros, hablando, dándonos información, perdía el
ritmo de las contracciones, pero durante los momentos que estaban fuera de la sala y nos
quedabamos solos, en intimidad, las contracciones se hacían constantes, regulares e
intensas. Pero no hubo opción a quedarnos. Yo sentía que estaba haciendo mucho trabajo
durante ese tiempo y me sentí muy desalentada.

Tenemos 20 minutos de viaje a casa, tiempo que nos parecía más que aceptable para llegar
de casa a la casa nacimientos, pero cuando hay que volver hacer el camino de vuelta a casa
con esas contracciones, se hace eterno, los ánimos decaen con cada una, sientes que abre
tu cuerpo, y sin entender porque vas en dirección contraria de donde deberías estar.
Al llegar a casa, casi a las 5h, Sergio preparó otro baño de agua caliente. Justo antes de
meterme en la bañera volví a vomitar solo de pensar que el dolor punzante en el sacro iba a
seguir hasta que Guido naciera. Cuando me recuperé un poco pude meterme en la bañera y
de repente todo se paró, solo paz, relax, cero dolor, cero contracciones. Una parte de mí
pensó: - y ahora qué? - esto se ha parado, ya no va a nacer hoy? Y por otro lado: - bueno
qué le voy hacer, al menos podré descansar. Me sentía realmente agotada. Mientras yo
estaba en el baño Sergio me preparó la cama con todos los cojines de la casa. Salí del baño
y me tumbé de lado sobre los cojines un instante antes de colocarme en la posición que nos
habían aconsejado. Según Sergio me quedé dormida al instante y dormí como un minuto, con
ronquidos incluidos, justo antes de despertar diciendo: - He roto bolsa!!!
Yo estaba en paz absoluta y sentí un “glop” dentro de mi y me mojé. Fue una sensación
increíble, distinta, rara, pero no puedo evitar recordarlo con una sonrisa. Salí de la cama y me
quedé de rodillas en el suelo, mientras, Sergio puso una toalla y algunos empapadores. Al
momento dejó de salir líquido, supongo que ya se había encajado.
Volvimos a llamar para informar que había roto bolsa y que las aguas eran limpias, nos
comentaron que haber roto bolsa no quería decir que estuviera de parto activo que podíamos
ir para una exploración pero si aún no estaba de 4cm mínimo no nos podíamos quedar,
escuchar eso de nuevo me desmoralizo mucho, no me podía ni imaginar ir y tener que volver
a casa de nuevo. Sergio le comento de nuevo que me era muy difícil sostener el dolor y la
respuesta fue: - quizás os tenéis que plantear qué hacer, porque si no aguanta el dolor aquí
no le podemos dar nada y pensar que ahora que ha roto bolsa y no hay amortiguación, las
contracciones serán más dolorosas.
Recibir esta información fue otra bofetada a mi estado de ánimo. Ciertamente las
contracciones habían cambiado, aún sentía algo de dolor punzante pero lo que ahora sentía
con más intensidad era que cada contracción me pedía pujar, era la sensación de que Guido
se abría paso por el canal. Las Oooo pasaron a ser gritos guturales, que salían desde lo más
profundo de mi ser y me ayudaban a canalizar toda esa apertura, me sentía muy salvaje, muy
mamífera.
Cada vez que intentaba levantarme una contracción me arrastraba al suelo. Con esto y la
información recibida en la última llamada empecé a decirle a Sergio que no podía moverme,
que no podía ir a ningún sitio. El verbalizaba que quizás si era momento de ir al hospital y no
a la casa de nacimientos si el dolor era tal. Y yo que ya estaba en otro plano, pensaba que
quizás tenía razón, no tenía que demostrar nada a nadie, sostener aquel dolor era muy difícil
y sentía que no podía más, pero en lo que realmente pensaba era en que me sentía incapaz
de moverme para ir a ningún sitio.
Por suerte Sergio puso fuerza donde a mi ya no me quedaba, preparó otro baño con el
objetivo de relajarme y salir de casa. Como pudo me metió en la bañera y al sentarme, noté
un bulto en el periné y confirme que Guido estaba bajando, que ya no le quedaba mucho para
salir. La idea de que naciera allí mismo, en casa sin asistencia se me mezclaba con la
intensidad de los pujos y mis alaridos que resonaban por todo el cuarto de baño. Le rogé a

Sergio que llamara a alguien que nos pudiera asistir, que yo no podía moverme, que era
incapaz de salir de la bañera y mucho menos de casa. Vi la angustia en su cara no sabía
donde meterse pero se mantuvo firme, me calmó, me ayudó a regular mi respiración, me
transmitía mucha paz. Por un instante pude salir de mi planeta parto y vi un poco de luz,
pensé que a mi me daba miedo que Guido naciera allí mismo, pero que sentía Sergio?, para
él podía ser muy fuerte, sentir que aquello era demasiado. No sé de dónde, pero saqué
fuerzas para empezar a moverme, desde mi planeta con los ojos cerrados hice lo que pude.
Él me secó, me vistió y me guió paso a paso hasta llegar al coche.
Salí de casa con un vestido, sin sujetador, con las zapatillas de estar por casa de Sergio. En
el coche otra vez de camino, entre contracciones y gritos animales pensé y si nace ahora,
menuda bienvenida llegar al mundo con las bragas de tu madre en la cara, así que me las
arranqué como pude (en lo que piensa una en esos momentos). El trayecto fue mucho más
duro que el anterior, en el asiento de atrás me faltaba espacio para moverme, me costaba
sostener cada pujo.
Llegamos hacia las 6h y al entrar nos preguntaron dónde íbamos, Sergio contestó que a Can
Ruti(hospital) y yo grite que NO! que a la casa de nacimientos, el dijo QUE?? y yo: -estoy
pujandoooo!!! (Todo ello con los ojos cerrados, no quería salir de mi planeta)
Salieron las comadronas de la casa de nacimientos y se acercaron hablando como si nada,
preguntando que tal estabamos, yo desde mi mundo las mande callar con un shuuuuuuuu!!!!!!
Bajaron la voz y me pasaron a la sala inicial para ver como estaba, tal cual entre, me fui al
suelo con una contracción, al oírme y ver mi postura, decidieron que si, que ya podíamos ir a
la sala de nacimientos.
Antes de salir de aquella salita una de ellas hizo un comentario que aun me cuesta creer.
Dijo: - Uff al final sí que habéis apurado.
Os aseguro que no fue voluntad propia, si no incapacidad. Desde que salimos de allí hasta la
vuelta había pasado una escasa hora y media. Contando 20' de ida y 20' de vuelta, casi no
llegó a una hora lo que estuvimos en casa. Tiempo que podía haber pasado dilatando allí
tranquila.
Prepararon la sala con un colchón en el suelo y algunos empapadores, tal cual entre me deje
caer a cuatro patas al suelo y allí me quedé hasta que nació Guido.
En el instante que toque aquel suelo, Sergio se pudo liberar, dejó ir toda la tensión, lloró,
descargó la sensación de ser responsable de dos vidas, de haber conseguido sacarme de la
bañera, de casa, al fin habíamos llegado, Guido y yo estábamos a salvo, alguien se hacía
cargo de nosotros y él podía descansar. Yo al oírlo llorar solo pensaba, gracias, gracias,
gracias amor, tengo el mejor compañero de vida que podía tener. Se estiró allí conmigo y
siguió dándome todo su apoyo.
Lo que a mi me pareció una larga media hora de pujos fueron realmente dos horas de
expulsivo. Recuerdo que me decían ya casi, ya asoma, pero yo seguía pujando agarrada al
brazo de Sergio, buscando la fuerza que él siempre me transmite, porque por momentos yo
sentía desfallecer las mías. En un momento empecé a notar el famoso aro de fuego y pensé
ahora sí, ahora ya está, pero tampoco estaba, todavía tardó un poco más. Entre pujo y pujo
notaba como él retrocedía un poquito y con la siguiente contracción avanzaba de nuevo.
Aún pasaron muchos pujos hasta que salió la cabeza de Guido. Justo antes de salir, cuando
asomo la cabeza me levante y Sergio pudo verlo, esta vez lloró emocionado, impresionado

por el momento, aquel era su hijo. Y al siguiente pujo la cabeza salió, la sensación fue de
mucha paz, alivio, pensé ahora el cuerpo y Guido estará aquí. Con la siguiente contracción
Guido ya estaba al otro lado de la piel. Me senté para cogerlo entre mis brazos y tras todo el
dolor que había pasado pensé que quizás al verlo rompería a llorar pero no fue así. Una
sensación de serenidad me invadió, sentía una gran paz y solo pensaba: - estoy aquí, estás
aquí, estamos juntos.
Lloró al salir y cuando lo tuve entre mis brazos se calmó, abrió los ojos y nos miramos, esa
primera vez que cruzamos miradas. No tengo palabras para ese momento, solo amor, sentir,
felicidad plena. No paraba de moverse, activo desde el primer instante, pasamos a la cama,
piel con piel, escaló mi cuerpo, buscaba mi pecho y al fin lo encontró. Esperamos al
alumbramiento natural de la placenta y dejamos que el cordón colapsara solo. Tras alumbrar
la placenta Sergio cortó el cordón.
Guido nació a las 8:13 del domingo 21/11/ 2021
Gracias Frida, Judith y Silvi por todo lo transitado a vuestro lado. Vuestra paz, cariño y esa
energía mágica que desprendeis nos acompañó porque nos caló hasta los huesos.
Felices de haberlas conocido
Sergio, Guido y Sarabel